Vitalidad

VT

Los niños también desarrollan trastornos alimentarios

6 min read  |  septiembre 09, 2022  | 
Available in English |

Como cultura, sabemos que las adolescentes se obsesionan con la percepción de su cuerpo, lo que puede provocar trastornos frecuentes de la conducta alimentaria, como la anorexia y la bulimia, la realización excesiva de ejercicios y un interés poco saludable en la cirugía plástica.

No obstante, los niños no son inmunes a las presiones culturales para tener una apariencia determinada. Su forma de pensar y sus conductas son diferentes y, a menudo, menos perceptibles, pero no menos autodestructivos, que los de las niñas.

“Cada vez es mayor la tasa de trastornos de la conducta alimentaria en los niños en comparación con la de las niñas”, afirma Christy Gardner, M.S., R.D., LD/N, nutricionista pediátrica clínica del University of Miami Health System.

“Los problemas de imagen corporal masculina o la dismorfia se suelen manifestar en una cultura obsesionada con la salud y el énfasis en la musculatura”. Algunos niños y adolescentes empiezan a compararse con los modelos corporales de las revistas de aptitud física, los anuncios de moda y perfumes, y entre los atletas profesionales de élite.

En un intento de parecer grandes, fuertes y atléticos, los niños son más propensos a presentar trastornos restrictivos y evitativos de ingestión de alimentos o por atracones que la anorexia o la bulimia.

Además, “el inicio de la dismorfia corporal en los niños suele producirse en la adolescencia tardía; en las mujeres, en la adolescencia temprana”, afirma Gardner.

Debido a que tienen mayor densidad ósea y masa muscular, es mucho más difícil diagnosticar trastornos de la conducta alimentaria en los varones adolescentes. No suelen caer por debajo de un peso saludable para su estatura.

¿Cómo repercuten los trastornos de la conducta alimentaria en los cuerpos en desarrollo?

“La fuente de energía preferida de nuestro cerebro y de la mayoría de las células de nuestro cuerpo son los hidratos de carbono. Cuando los jóvenes restringen su ingestión de carbohidratos o almidones, el resultado es una sensación de cansancio y de mal humor”, afirma Gardner.

“Con restricciones alimentarias innecesarias, también se perjudican la ganancia y el rendimiento muscular, ya que los músculos necesitan almacenar carbohidratos para crecer”.

Mientras limitan su ingestión de carbohidratos, los niños con trastornos de la conducta alimentaria pueden compensar con cantidades excesivas de proteínas para ganar masa muscular magra.

“El consumo excesivo de proteínas (y otros suplementos muy usados en la musculación) durante períodos prolongados crea una alta carga en los riñones, lo que dificulta el procesamiento de esta cantidad de nitrógeno. Con el tiempo, esta elevada carga de nitrógeno puede causar daños renales”, afirma Gardner.

“A menudo, la evitación de alimentos se produce a expensas de micronutrientes necesarios como el calcio y la vitamina D, ya que la dependencia de los batidos de proteínas puede dificultar la salud ósea. Con el ejercicio de resistencia, se forman los huesos, pero si la glucemia cae por debajo de lo normal y la ingestión es insuficiente en la alimentación, el calcio se lixiviará de los huesos para mantener el funcionamiento cardíaco.

¿Su hijo sufre dismorfia corporal o trastornos de la conducta alimentaria?

Los padres deben prestar atención a las conductas y a la forma en que su hijo habla de su cuerpo. Si nota que su hijo come menos en función del peso, es una señal de alarma.

De hecho, Gardner recomienda deshacerse de la balanza que solemos tener en el baño.

No es bueno que una persona se pese con frecuencia.

Christy Gardner, M.S., R.D., LD/N

Otras causas de preocupación incluyen las siguientes:

  • centrarse demasiado en el peso;
  • hablar con frecuencia del propio cuerpo o criticarlo;
  • obsesionarse con ejemplos del físico masculino “perfecto”;
  • aislarse de los amigos para ir al gimnasio;
  • restringir las calorías o la alimentación y comer solo alimentos saludables (signos de trastornos de la conducta alimentaria);
  • llevar sus propias comidas a reuniones sociales o evitar eventos debido a la comida que se sirve;
  • castigarse con más ejercicio después de comer alimentos no saludables.

¿Cómo puede contribuir en la recuperación de su hijo?

Si ve signos de conductas alimentarias complicadas, comience por hablar con su hijo. Pregúntele si le preocupa engordar. Ayúdelo a cuestionar los ideales de apariencia que presenta la cultura popular.

Haga hincapié en la utilidad de su cuerpo (más allá de su aspecto) y en la manera en que los alimentos y las calorías hacen posible que el cuerpo funcione y rinda de manera adecuada.

“Hable con su hijo adolescente sobre la normalización de los alimentos”, afirma Gardner. “Significa que no hay una brújula moral con lo que comemos. Tanto una galleta como una ensalada son alimentos y nutren. Si bien una aporta más vitaminas y minerales, no llame a una ‘chatarra’ y a la otra ‘limpia’.

“Los únicos alimentos ‘sucios’ son los que aún no se lavaron”.

Mantener conversaciones en la mesa.

“Es el momento ideal para saber lo que pasa en la vida de su hijo adolescente”, afirma. “Elógielo por sus habilidades, no por su cuerpo”.

Hable de los peligros de admirar lo que ven en las redes sociales.

“El uso excesivo de los medios sociales filtrados es perjudicial para la salud mental”, afirma Gardner. “Esto es muy malo para los jóvenes porque los hace obsesionar con algo que no existe”.

No dude en buscar ayuda profesional.

“Si siente que su hijo se rehúsa a la ayuda que le ofrece, pruebe con llevarlo a un nutricionista titulado con experiencia para hablar sobre nutrición de una manera que evite más dismorfia corporal o trastornos de la conducta alimentaria”.

Visite el directorio de tratamientos de la Alianza Nacional para los Trastornos de la Alimentación si quiere encontrar un proveedor.


Dana Kantrowitz es colaboradora de UMiami Health News.

Tags: ARFID, atracones, Christy Gardner, cuidado de la nutrición en Miami, dismorfia corporal, dismorfia muscular, los niños y la alimentación, trastornos de la conducta alimentaria

Continue Reading