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Cuídese durante la radioterapia

12 min read  |  noviembre 22, 2021  | 
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Si se somete a un tratamiento contra el cáncer que implica radioterapia, es posible que todo el proceso le resulte extraño y abrumador.

La radioterapia consume mucho tiempo y altera sus rutinas, y puede dejarlo sin energía física y emocional. Según el Instituto Americano del Cáncer, hoy en día, un adulto en los EE. UU. tiene un 40 % de probabilidades de ser diagnosticado de cáncer en algún momento de su vida. Aproximadamente el 60 % de los pacientes con cáncer recibe algún tipo de radioterapia.

“Para superar su ciclo de radiación de la manera más fluida posible y recibir el mayor beneficio con la menor cantidad de molestias, debe prestar mucha atención al cuidado personal”, explica Lorraine Portelance, M.D., oncóloga radioterapeuta de Sylvester Comprehensive Cancer Center. Durante décadas, ella se ha especializado en la atención de pacientes con cáncer abdominal y con cáncer pélvico.

La Dra. Portelance y una enfermera de su equipo, Randi Steinhagen, R.N., ofrecen consejos para que se sienta lo más cómodo posible durante la radioterapia.

Un estilo de vida saludable prepara el camino hacia un tratamiento exitoso

“El mejor indicador de qué tan bien le irá a una persona durante la radiación es su estado físico general antes de comenzar el tratamiento”, dice la Dra. Portelance. Comer bien, moverse con frecuencia y descansar lo suficiente, además de mantener buenos lazos sociales, conducen a una salud física y mental superiores, ya sea que deba enfrentar o no un tratamiento contra el cáncer.

Regla n.º 1: Consulte a su enfermero o a su médico

Si está recibiendo radioterapia para el cáncer, lo principal que debe tener en cuenta es consultar a su equipo de atención sobre problemas o preguntas. “No ignore los efectos secundarios y hable sobre ellos con su médico o enfermero”. Es posible que se puedan hacer ajustes para ayudar a que se sienta mejor”, dice la Dra. Portelance.

Tome notas

“Día a día durante su tratamiento, mantenga una lista actualizada y detallada de los problemas que está teniendo. Incluya notas sobre su nivel de dolor de un día a otro, y anote cuántos analgésicos de acción corta o prolongada necesita”, recomienda la Dra. Portelance.

Lleve este registro a sus visitas de tratamiento. “Ayudará a su médico a realizar los ajustes necesarios, basándose en buena información, para brindarle un buen alivio del dolor durante todo el día”, dice.

Esté abierto a modificar su alimentación

“Los pacientes a veces descubren que el tratamiento provoca cambios en su apetito. La radiación también puede afectar la capacidad del cuerpo para digerir y absorber los nutrientes de los alimentos”, explica la Dra. Portelance.

“Los efectos sobre el apetito y la digestión dependen de dónde se dirige la radiación”, dice la Sra. Steinhagen. Si la radiación se dirige hacia la parte inferior del abdomen, los pacientes pueden tener heces semilíquidas, diarrea o cólicos. Si la radiación se dirige un poco más arriba del abdomen, puede provocar distensión abdominal y náuseas.

Es posible que tenga que modificar sus hábitos alimenticios, incluso si en general prefiere una alimentación saludable rica en ensaladas y frutas frescas. “Con radiación en el abdomen o la pelvis, los alimentos crudos pueden no ser convenientes. Tal vez es mejor comer alimentos cocidos que sean más fáciles de digerir”, explica la Sra. Steinhagen.

Consuma alimentos tentadores y ricos en nutrientes, incluso si no tiene hambre. No confíe en su apetito. En cambio, coma a la hora establecida para las comidas.

Renuncie al alcohol y al tabaco

“Evite beber alcohol”, recomienda la Sra. Steinhagen, “si la radiación está dirigida a la cabeza y al cuello, o a la garganta y al estómago, beber puede causar irritación y mucha molestia”. Además, aconseja evitar el uso de productos de tabaco en cualquiera de sus formas.

Beba abundante agua

“Cuando se mantiene bien hidratado, reduce las probabilidades de tener que lidiar con efectos secundarios como fatiga o debilidad”, dice la Dra. Portelance. “Incluso si no los evita por completo, es posible que no sean tan intensos”.

Una forma fácil y confiable de asegurarse de que está bebiendo suficiente agua es verificar el color de la orina. Debe ser de un color amarillo claro o pajizo. Si es oscuro o intenso, aumente la ingesta de agua. Si suele sentir la piel o los labios secos, también tiene que beber más agua.

Céntrese en la salud bucal y dental

La radiación, especialmente dirigida a la cabeza y el cuello, puede provocar algunos efectos secundarios en la boca y los dientes. “A los pacientes a veces les sangran las encías, y tienen llagas en la boca y problemas en la mandíbula. Afortunadamente, los problemas bucodentales suelen ser temporales”, dice la Sra. Steinhagen.

Sus glándulas salivales también pueden producir menos saliva, lo que puede causar una afección llamada xerostomía o sequedad de la boca.

“Consulte a su dentista antes de comenzar con la radiación. Cuéntele acerca de su próximo tratamiento y llámelo de nuevo si tiene dificultades para comer o problemas en los dientes, la boca o la mandíbula durante la radioterapia, dice la Sra. Steinhagen.

Siga una rutina para obtener sueño de calidad

Las personas a menudo encuentran que la radiación es agotadora, por lo que es posible que necesite dormir más de lo que solía necesitar. “Si no tiene el hábito de dormir ocho horas cada noche, es posible que desee comenzar a acostarse más temprano y despertarse más tarde de lo que está acostumbrado”, dice la Dra. Portelance.

La siesta durante el día también puede ayudar a su cuerpo. “Es posible que se sienta mejor si toma algunas siestas cortas o algunos períodos de descanso, tal vez de 10 a 15 minutos, en diferentes momentos del día”, agrega la Dra. Portelance. Sin embargo, evite tomar siestas durante más de una hora. Las siestas muy largas pueden perturbar su sueño nocturno.

“Algunos de los medicamentos que toman los pacientes durante la radiación pueden alterar el sueño. Estos incluyen los corticoides, que pueden hacer que el paciente se sienta ansioso”, señala la Dra. Portelance. Los pacientes con cáncer de cerebro a menudo toman corticoides para evitar que el cerebro se inflame. Los oncólogos a veces también recetan corticoides para mejorar los efectos de los medicamentos para aliviar el dolor.

Si tiene problemas con el sueño, hable con su médico o su enfermero. Ellos lo ayudarán a encontrar una solución.

Sea sincero sobre su nivel de dolor

“A veces los pacientes quieren ser valientes o temen a la dependencia, por lo que no quieren tomar analgésicos. Pero si el dolor los mantiene despiertos por la noche, pueden agotarse”, dice la Sra. Steinhagen.

Según las investigaciones, los pacientes con cáncer realmente no tienen que preocuparse por volverse adictos a los analgésicos. “Muchos estudios han demostrado que la mayoría de los pacientes con cáncer no tienen problemas para dejar de tomar opioides. La dependencia es un problema mayor para las personas que tienen dolor crónico, de larga duración”, dice la Dra. Portelance.

Continúe tomando los medicamentos recetados habitualmente

Además, informe a su equipo de atención sobre los remedios naturales que usa. Necesitan saber los nombres y las cantidades de los medicamentos recetados y de venta libre que toma habitualmente. Traiga los frascos con usted para que la información se pueda ingresar en su historia clínica, o escriba los nombres y las cantidades que toma.

“Algunos productos naturales pueden interferir en los tratamientos, por lo que es importante que su equipo de atención sepa que los está tomando”, dice la Dra. Portelance. El acaí, por ejemplo, puede reducir los efectos buenos de la radioterapia y de la quimioterapia.

Haga ejercicio en la medida en que pueda

“Los pacientes que tienen la fuerza para adaptarse a unos 20 minutos de actividad física durante la radioterapia tienden a tolerar mejor el tratamiento y a sentirse con más energía”, dice.

Algunas buenas opciones son una caminata diaria, o hacer yoga o algún otro ejercicio de bajo impacto. Poner un poco de su música favorita y bailar también le levantará el ánimo. Además, hacer ejercicio durante el día lo ayudará a dormir profundamente por la noche.

Mímese la piel

“La radioterapia puede irritar la piel”, dice la Dra. Portelance. “Si observa algún problema en la piel, prurito [picazón], ampollas, enrojecimiento o ardor, hable con su enfermero o su médico. Le recetarán una pomada o una crema para aliviar el problema.

En general, preste mucha atención al cuidado de la piel durante su tratamiento. ¿Los pasos clave? Trate su piel con cuidado, use solo productos suaves y seguros sobre ella, y protéjala de las temperaturas extremas y de la luz solar, que es, después de todo, otro tipo de radiación (ultravioleta).

Siga estos consejos para el cuidado de la piel durante la radioterapia y hasta que su piel se vuelva a sentir normal:

  • “Olvídese de usar agua muy caliente o de lavarse el área tratada frotándose con un paño, o una esponja sintética o vegetal”, advierte la Sra. Steinhagen. En cambio, lave suavemente esas partes de su cuerpo con agua tibia sola o agua tibia y un limpiador suave, usando solo las manos. Pídale a su equipo de atención médica que le recomiende los limpiadores adecuados.
  • Asimismo, evite el uso de bolsas de agua caliente, almohadillas térmicas o bolsas de hielo en las áreas tratadas.
  • Hidrátese la piel a diario, usando solo las cremas humectantes que la recomiende su equipo de atención.
  • “No intente frotar las líneas o marcas que le hicieron en la piel para ayudar a dirigir la radiación. Simplemente ignórelas”, dice la Sra. Steinhagen.
  • Evite afeitar las áreas de la piel tratadas.
  • No use antitranspirantes ni talco, que pueden aumentar la cantidad de radiación que recibe. Tal vez pueda usar desodorantes, pero pueden irritarle la piel. Nuevamente, pregunte a su equipo de atención.
  • Evite colocarse cualquier cosa pegajosa, como apósitos adhesivos o parches de nicotina, sobre la piel tratada.
  • Use ropa suelta, suave y cómoda sobre las áreas tratadas.
  • “Si puede, intente pasar un poco de tiempo al aire libre todos los días”, dice la Dra. Portelance, y explica que se ha comprobado que pasar tiempo al aire libre estimula el estado de ánimo. “Pero recuerde que el frío intenso puede ser perjudicial para la piel”, añade. Si hace mucho frío, abríguese y limite su tiempo al aire libre, y si hace mucho calor y hay sol, use un sombrero y ropa de tejido cerrado para protegerse la piel del sol. Además, aplíquese, en las áreas expuestas de la piel, un protector solar en espuma que le recomiende su equipo de atención.
  • “Tenga en cuenta que una vez que se ha sometido a un tratamiento de radiación, corre un mayor riesgo de padecer cáncer por quemaduras solares en esa zona”, advierte la Dra. Portelance. Pregúntele a su equipo de atención médica si tendrá que realizarse controles cutáneos periódicos en el futuro.

Aproveche sus redes de apoyo

Si amigos o familiares le preguntan cómo pueden ayudar durante su tratamiento, pídales algún tipo de servicio específico. “Tal vez puedan ayudarlo llevándolo a sus citas médicas o recogiendo a sus hijos de la escuela”, dice la Dra. Portelance. Ella les recuerda a los pacientes que pedir ayuda no es un signo de debilidad; es un signo de competencia y fortaleza.

También es posible que pueda hablar con un trabajador social del hospital o del centro de tratamiento donde se somete a radiación para aprovechar las fuentes de apoyo práctico.

Considere una carga de trabajo más liviana

Es posible que pueda seguir trabajando durante el tiempo que recibe radioterapia, aunque tal vez deba reducir un poco sus horas de trabajo. “Los pacientes que reciben radiación sola, en lugar de radiación junto con quimioterapia, tienden a tener menos efectos secundarios y les resulta más fácil trabajar”, dice la Dra. Portelance.

Siga cuidadosamente las precauciones de COVID-19

Si está recibiendo un tratamiento contra el cáncer, seguramente no querrá aumentar su riesgo de contraer COVID-19 también. “Use una mascarilla para sus citas médicas y siempre que esté con personas fuera de la casa”, aconseja la Dra. Portelance. Además, siga manteniendo el distanciamiento social y lávese las manos con frecuencia”.

La mayoría de los pacientes se someten a radioterapia cuatro o cinco días a la semana, durante unas cinco a siete semanas. “Muchos pacientes transitan fácilmente la radioterapia”, dice la Dra. Portelance”. “Los que mejor lo hacen son aquellos que le dedican tiempo al cuidado personal y les piden ayuda a los enfermeros o hablan conmigo si tienen preguntas o problemas”.


Milly Dawson es escritora colaboradora de UMiami Health News.


Tags: apoyo contra el cáncer, Dra. Lorraine Portelance, estilo de vida saludable, radioterapia, Sylvester Cancer

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