Enfoque

EF

Investigación: El envejecimiento y el riesgo de padecer cáncer de la sangre

4 min read  |  julio 25, 2019  | 
Available in English |
Sylvester Cancer logo

El envejecimiento es el único y el mayor factor de riesgo inevitable del cáncer. Lo sabemos.

Un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores del Sylvester Comprehensive Cancer Center de University of Miami Miller School of Medicine determinó que a medida que envejecemos, determinados cambios en las células madre hematopoyéticas pueden contribuir a la leucemia mieloide aguda (acute myeloid leukemia, AML) y posiblemente a otros cánceres de la sangre.

Si bien la AML hace tiempo que se asocia al envejecimiento, los científicos todavía no comprenden por completo los mecanismos que no funcionan correctamente. Los investigadores querían probar si los cambios en el epigenoma —marcadores moleculares que ayudan a las células a determinar qué genes se activan y desactivan— podrían desempeñar una función clave en los cánceres de la sangre relacionados con la edad. Estaban particularmente interesados en comprender cómo diferentes niveles de control epigenético cambian con el envejecimiento.

“Si se considera a todo el material genético como si fuera el “hardware”, el epigenoma sería el “software” de la célula, responsable de determinar su comportamiento”, indica la Dra. María Figueroa, experta en genética humana de Sylvester y la persona que dirigió el proyecto. “A medida que envejecemos, existen cambios significativos que tienen como consecuencia la reprogramación epigenética de importantes componentes reguladores del genoma. Una vez que esto sucede, no pueden continuar funcionando tan bien como lo hacían cuando eran jóvenes”.

En el estudio, los investigadores extrajeron células madre hematopoyéticas (Hemopoietic Stem Cells, HSC) de 41 personas de entre 18 y 30 años, y de 55 personas de entre 65 y 75 años; ninguna de ellas tenía cáncer. A partir de ahí, observaron los marcadores epigenéticos y los niveles de expresión de un gen en 59 donantes (27 jóvenes y 32 mayores). Los resultados demostraron que miles de esos cambios, como la edad de las HSC, repercutían en gran medida en la expresión de un gen. En particular, estas variaciones cambiaron varios genes que eran fundamentales para el normal funcionamiento y la diferenciación de HSC.

“En especial, existe un conjunto de cambios esenciales que se encontraban de una manera que se reproducían entre todas las personas”, indica la Dra. Figueroa. “Cuando esos cambios epigenéticos repercuten en determinados genes, nos ponen en riesgo de sufrir una transformación maligna”.

Muchos de estos cambios epigenéticos repercutieron en las regiones reguladoras de varios factores de transcripción: las proteínas que controlan la expresión de otros genes. Uno de ellos, llamado KLF6, es importante para la formación de células de la sangre y puede alterarse en la AML.

Los investigadores también descubrieron que muchos de los cambios observados eran similares a aquellos encontrados en células cancerígenas. Aunque resulta inquietante, eso no significa que se convertirán en cancerígenos. La Dra. Figueroa observa que las células no existen de manera aislada. Viven en un microentorno: En este caso, en la médula ósea. La salud de ese entorno, así como también los factores externos como las exposiciones al medio ambiente o la coexistencia de otros factores de estrés, pueden contribuir a su destino final.

“No todos los que envejecen se enferman de cáncer, y no todos los que manifiestan estos cambios epigenéticos, o incluso mutaciones de un gen, padecen cáncer”.

– Dra. Maria Figueroa

“Esperamos que este estudio sirva para que se realicen más investigaciones relacionadas con los cambios por envejecimiento a fin de identificar cuáles de esos cambios y cuáles de los factores coexistentes son realmente críticos como para ponernos en riesgo de padecer cáncer, y si hay algo que podamos hacer para intervenir y detener esos cambios”, explica.

Las observaciones se publicaron el 13 de mayo en la revista Cancer Discovery. Leukemia & Lymphoma Society financió el estudio.


Escrito originalmente por Josh Baxt para Inventum.


Continue Reading