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La COVID-19 está mutando. ¿Qué significa eso?

5 min read  |  agosto 24, 2020  | 
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El coronavirus que se ha propagado tan rápidamente por todo el país es diferente al que ingresó en California desde China a principios de este año. El SARS-CoV-2, el nombre oficial del virus que causa la COVID-19, está presentando una mutación, un cambio pequeño y sutil que probablemente lo haga más infeccioso.

Si bien estas noticias pueden causar alarma entre las personas inexpertas, los investigadores aseguran a la población que un virus mutante no es inusual. Es de esperarse que esto suceda a medida que el virus se propaga por la población. Algunas mutaciones ayudan a que un virus se reproduzca, otras se lo impiden y otras no lo afectan en absoluto.

“Piense en un CD o en una cinta de video”, dice Bhavarth Shukla, M.D., MPH, Director Médico de Control de Infecciones en University of Miami Health System. “Cuanto más se reproduce, más rayaduras es probable que tenga. Algo parecido ocurre con un virus. Cuando un virus se replica, tiene una cierta tasa de error dependiendo de su estructura”.

En el caso de los coronavirus en general, agrega el Dr. Shukla, la tasa de error, o la tasa de mutación, tiende a ser baja, lo cual es bueno. “Cuantas más mutaciones se den, más posibilidades de problemas surgen”.

En comparación con la gripe común, este coronavirus cambia lentamente.

Eso es porque no siente la presión de adaptarse para ser más eficaz. No hay inmunidad en la población, ni tratamientos ni vacunas para detenerlo, por lo que el virus puede seguir propagándose sin obstáculos.

Para comprender cómo el SARS-CoV-2 cambió de forma mientras viajaba por el mundo, se requiere una breve historia de la genealogía del virus:

Hay 30,000 letras en el genoma del SARS-CoV-2. En algún momento de un pasado no muy lejano, se produjo una mutación en la posición 23,403. Se trató de un cambio diminuto y ciertamente no fue la única mutación, pero ha llamado mucho la atención debido a su ubicación. La mutación cambió un aminoácido en la posición 614 de la espícula del virus, que contiene la proteína que se adhiere a las células humanas.

Los científicos expresan esto con abreviaturas. Por ejemplo, el antiguo aminoácido en la espícula era el ácido aspártico, que se abrevia con una D. El nuevo es una glicina, que se representa con una G. ¿Cómo se traduce esto? La versión anterior fue abreviada como D614; la nueva, como G614. En julio, en un artículo publicado en la revista Cell , se informó que G614 se había convertido en la cepa dominante, mientras que D614 casi había desaparecido. Los investigadores creen que la mutación pudo haber ocurrido en Italia ya en marzo. Ahora se ve en más del 95 % de las muestras de virus en todo el mundo.

Los investigadores plantean la hipótesis de que esta mutación facilita la entrada del virus en las células humanas.

Eso es porque los cambios en la proteína de la espícula aparentemente hacen que el virus sea más efectivo en la transmisión. Aunque el artículo de Cell no ofrece una prueba definitiva de una mejor transmisibilidad, el Dr. Shukla dice que estudios posteriores han mostrado tasas de infección más altas en un entorno de laboratorio.

En Nueva York, un equipo de investigación que trabaja con la tecnología de edición de genes de grupo de repeticiones palindrómicas cortas espaciadas a intervalos regulares (Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats, CRISPR) comparó la primera versión de Wuhan con una versión G que creó el equipo. El virus mutado editado en laboratorio (G614) se propagó mejor en células de tejido humano que su predecesor. Fuera del laboratorio y en entornos clínicos, los médicos también han encontrado más de la versión G en muestras obtenidas de pacientes infectados. Pero tener más ejemplares de la versión G, en comparación con los pacientes con la variante D, no significa que la enfermedad sea más grave, explica el Dr. Shukla.

Tampoco cambia el protocolo de tratamiento.

“Clínicamente, no hay evidencia de que esto sea peor, así que estamos tratando [la nueva cepa] de la misma manera”, agrega el Dr. Shukla. Nuevamente, una propagación más eficiente no se traduce en un virus más letal.

El Dr. Shukla también asegura que la mutación “probablemente no afectará el desarrollo de una vacuna”. Las que actualmente están en ensayos clínicos se centran en una sección diferente de la espícula. En cualquier caso, la mutación parece ser tan sensible a los anticuerpos como la versión original de Wuhan. Esto significa que vacunarse lo protegerá contra la infección.

¿Cambiarán las mutaciones futuras e inevitables la forma en que tratamos el virus? “En este punto, no sabemos qué otra mutación en el genoma ocurrirá o si una mutación requerirá el cambio de una vacuna”, reconoce el Dr. Shukla.

Pero sugiere a la población que se concentre en lo que los expertos en atención médica han estado instando a las personas a hacer.

“La clave aquí”, dice el Dr. Shukla, “es usar una mascarilla y tener desinfectante a mano. Se ha demostrado que eso evita que el virus se propague”.


Ana Veciana-Suárez, columnista invitada

Ana es una colaboradora habitual de University of Miami Health System. Es una autora y periodista reconocida, que trabajó en The Miami Herald, The Miami News y The Palm Beach Post. Visite su sitio web en anavecianasuarez.com o sígala en Twitter a través de @AnaVeciana.

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