ARFID: Trastorno de Evitación Alimentaria que a Menudo se Malinterpreta
Un gastroenterólogo y un psiquiatra de UHealth trabajan juntos para ayudar a los pacientes a superar un desafío de salud relacionado con la alimentación.
Considere esta situación: Se abre un nuevo restaurante en su vecindario. Con ganas de conocer ese nuevo lugar para cenar, va con su familia. Todos piden un plato diferente y cada uno se despierta más tarde esa noche con una intoxicación alimentaria.
¿Volvería a ir otra vez a ese lugar?
Algo similar les ocurre a algunos niños y adultos que experimentan eventos desagradables o traumáticos después de comer ciertos alimentos. Puede tratarse de un niño, un adolescente o un adulto que tienen una condición gastrointestinal en particular o un trastorno de la deglución que hace que comer sea una experiencia de terror. Sin embargo, a diferencia del ejemplo del restaurante, evitar alimentos se convierte en un problema de salud continuo que puede derivar en el trastorno por evitación o restricción de la ingesta de alimentos (Avoidant Restrictive Food Intake Disorder, ARFID).
“Las personas con ARFID asocian sus síntomas desagradables con alguna comida (ya sea por una experiencia en particular que resultó traumática, por una enfermedad o por la textura de un alimento), y se autorrestringen esa comida para que los síntomas no se repitan”, explica Morgan Allyn Sendzischew Shane, M.D. gastroenteróloga del Comprehensive Women’s Health Alliance de University of Miami Health System.
“Este trastorno difiere de los trastornos alimentarios característicos en que a menudo está motivado por un problema médico, que podría ser una variedad de enfermedades, como la gastroparesia, el síndrome del intestino irritable o un trastorno de la deglución, más que por la imagen corporal. En los niños, puede tratarse de un problema de textura: tienen miedo de ahogarse con un trozo de alimento, por ejemplo”.
La psiquiatra de UHealth Felicia Giuseppina Gallucci, M.D. trabaja en estrecha colaboración con la Dra. Shane para ayudar a los pacientes a superar el ARFID. Coincide en que el ARFID puede desarrollarse por varias razones. “Puede deberse a un trauma, y las personas con autismo pueden ser sensibles a las texturas y los olores. Es importante comprender el comportamiento y cómo influye en la capacidad funcional y en la rutina diaria”.
El ARFID a menudo no se diagnostica.
El ARFID, un trastorno relativamente nuevo, apareció en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, DSM) en 2013.
“La comida es esencial. De ella obtenemos los micronutrientes, los minerales y la nutrición que necesitamos. La mayoría de las personas no reconoce la gravedad de la situación o intentan resolver el problema por sí mismas”, dice la Dra. Shane. Ella anima a sus pacientes a ser conscientes de sus hábitos alimentarios y darse cuenta cuando algo no está bien. Junto a la Dra. Gallucci, trabajan para crear conciencia sobre este y otros trastornos alimentarios, de manera tal que más médicos reconozcan los síntomas. Como dice la Dra. Gallucci, “los trastornos alimentarios se malinterpretan y están infrarrepresentados”.
La ARFID se manifiesta de manera diferente, según la edad y la situación de la persona. A los niños se les suele ignorar por considerarlos comensales selectivos o que están atravesando una etapa. “Si un niño tiene náuseas crónicas, es fácil recetarle un medicamento para las náuseas y pasar por alto el ARFID como un problema subyacente”, explica la Dra. Gallucci. En las mujeres jóvenes, el ARFID suele disfrazarse de diarrea crónica. En los adultos, “es difícil de diagnosticar porque está muy relacionado con otras condiciones de salud”, cuenta la Dra. Shane. Ella recuerda a una paciente de edad avanzada que estaba “aterrorizada de comer cualquier cosa” porque tuvo estreñimiento después de la cirugía, un efecto secundario común de los analgésicos posquirúrgicos.
Los siguientes síntomas pueden indicar ARFID:
- Pérdida de peso o retraso en la estatura significativos (en niños).
- La hora de comer se vuelve estresante.
- Desinterés por la comida.
- Retirarse de reuniones sociales debido a una alimentación demasiado restrictiva.
- Desnutrición o deficiencias nutricionales.
Se necesita una red multidisciplinaria de especialistas
Cuando el cuerpo y la mente indican que comer no es seguro, es importante consultar a un médico.
“No hay manera de abordar esto sin un enfoque multidisciplinario. Es posible que el paciente tenga que consultar a un gastroenterólogo, un psiquiatra, un psicólogo y un dietista. Lo mejor de UHealth y Women’s Health Alliance es que tenemos acceso a una red multidisciplinaria de especialistas”, cuenta la Dra. Shane.
La Dra. Gallucci expresa afirmativamente “Se necesita un pueblo para criar a un niño. Esto es especialmente cierto en el caso de los trastornos alimentarios, que requieren un enfoque holístico y colaborativo”.
Con el estigma que todavía rodea a los problemas de salud mental, dice: “Los pacientes suelen consultar primero a un gastroenterólogo. Tener una respuesta basada en motivos médicos es más aceptable para la mayoría de las personas. Además, debemos asegurarnos de que no existan afecciones médicas subyacentes ni consecuencias del trastorno alimentario. De todos los trastornos psicológicos, los alimentarios tienden a ser más letales”.
Si el paciente es un niño, el pediatra lo deriva a la Dra. Gallucci.
Mientras que el gastroenterólogo trata y controla médicamente las enfermedades subyacentes que pueden contribuir a ARFID, y los terapeutas ocupacionales ayudan a los pacientes con trastornos de la deglución, los psicólogos y los psiquiatras abordan los factores emocionales.
“Pongo a mis pacientes en contacto con especialistas capacitados en temas específicos de alimentación. Cualquier terapia cognitivo-conductual (Cognitive Behavior Therapy, CBT) debe centrarse en los trastornos alimentarios”, afirma la Dra. Gallucci. La exposición a los “alimentos que temen” es otra herramienta terapéutica. Si el paciente tiene miedo de asfixiarse, un terapeuta puede exponerlo de forma gradual y segura a ese alimento para disminuir la intensidad de su miedo.
“Aliviar los miedos o la ansiedad podría mejorar los síntomas físicos y la experiencia de la persona con la comida”, explica la Dra. Gallucci. “La terapia familiar también es importante, ya que los trastornos alimentarios a menudo son perpetuados por trastornos familiares”.
¿Se puede superar el ARFID?
Superar el ARFID requiere esfuerzo por parte del paciente, pero la Dra. Gallucci cree que se puede lograr. Actualmente está desarrollando un programa de trastornos alimentarios junto con sus colegas. Tanto ella como la Dra. Shane también están trabajando para concientizar a otros médicos sobre el ARFID, en especial cuando los pacientes presentan una pérdida de peso significativa.
Es un esfuerzo valiente, porque la comida no solo nutre nuestro cuerpo: cuando se comparte con familiares o amigos, es un alimento para el alma.
Nancy Moreland suele colaborar con UHealth Collective. Escribió artículos para numerosos y reconocidos sistemas de atención médica y para los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention, CDC). Sus artículos también aparecen en Chicago Tribune y US News & World Report.
La Comprehensive Women’s Health Alliance de UHealth brinda atención especializada para la salud de mujeres de todas las edades. Llame al 855-3-4-WOMEN (96636) o solicite una cita en línea.
Tags: Dra. Felicia Gallucci, Dra. Morgan Sendzischew Shane, gastroenterología, trastornos alimentarios