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Aumento de las infecciones fúngicas mortales

5 min read  |  enero 19, 2023  | 
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Si piensa en hongos venenosos, es probable que se le vengan a la mente los que crecen en los bosques. Sin embargo, los más letales son los que quizás no se pueden ver. En un informe reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los patógenos fúngicos más mortales son microscópicos. El tamaño no importa en el caso de estos mohos, levaduras y esporas inhalables.

La OMS enumera 19 de los patógenos fúngicos más comunes y luego los divide en tres niveles de prioridad, con un “grupo crítico” que encabeza la lista peligrosa. Estos incluyen cuatro hongos patógenos: Cryptococcus neoformans, Aspergillus fumigatus, Candida albicans y Candida auris.

Si esos nombres no le resultan familiares, existe una razón. Muchos expertos se refieren a ellos como las enfermedades infecciosas olvidadas.

“Están en todas partes, en el aire que respiramos”, explica Dushyantha Jayaweera, MD, FACP, investigador de enfermedades infecciosas en University of Miami Health System. “Pero no pensamos en ellos hasta que nos enfermamos”.

En realidad, la mayoría de los hongos no son dañinos. Se estima que de las más de 150,000 especies conocidas, solo unas 200 pueden infectar a los seres humanos. Sin embargo, cada año se producen más de 150 millones de infecciones fúngicas graves en todo el mundo, según la Biblioteca Nacional de Medicina, y provocan alrededor de 1.7 millones de muertes.

A nivel nacional, las infecciones fúngicas son las responsables de más de 75,000 hospitalizaciones en los EE. UU. y casi 9 millones de visitas ambulatorias al año, según informan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los EE. UU. Más de 7,100 personas murieron a causa de enfermedades fúngicas solo en 2021. Los costos médicos directos se estiman en $6,700 a $7,500 millones al año.

Los números pueden ser alarmantes, pero debemos evaluarlos en contexto. El Dr. Jayaweera llama a las infecciones fúngicas “oportunistas”, y las personas inmunocomprometidas, por ejemplo, quienes tienen VIH o han recibido un trasplante, corren el mayor riesgo de morir a causa de una infección. “La mayoría de las personas no necesariamente desarrollará una infección. Pueden combatirla”, agrega.

La lista de hongos mortales de la OMS sigue la Lista de patógenos prioritarios bacterianos de 2017. Al igual que con ese informe, la organización internacional espera centrarse en los patógenos que representan las mayores amenazas para la salud mundial. El objetivo es alentar a los médicos a estar atentos a estas infecciones y a los legisladores a dirigir los recursos para hacer frente a los patógenos fúngicos más invasivos. Los expertos en enfermedades infecciosas saben que las infecciones fúngicas van en aumento, según el Subdirector General de la OMS sobre Resistencia Antimicrobiana.

En parte, la razón es el cambio climático.

“Los patrones climáticos cambiantes permiten que algunos de estos hongos se propaguen” más allá de sus hábitats geográficos tradicionales, indica el Dr. Jayaweera.

Además, estas infecciones fúngicas son cada vez más resistentes a los tratamientos, en parte debido al uso a largo plazo de medicamentos antifúngicos en pacientes de alto riesgo. Esto ocurre con una cepa sumamente virulenta de Candida auris, un hongo que crece como levadura. Provoca candidiasis en seres humanos y puede invadir el torrente sanguíneo de pacientes hospitalizados con sistemas inmunitarios debilitados, causando daños en el sistema nervioso central y los órganos internos. Esta cepa fue detectada por primera vez en 2009 en Tokio. Su tratamiento es complejo porque, a menudo, se identifica erróneamente y ha demostrado ser resistente a múltiples medicamentos.

Las infecciones fúngicas, tanto las comunes como las poco frecuentes, tienen más probabilidades de afectar la piel, las uñas o los pulmones. Debido a que necesitan un ambiente cálido y húmedo para proliferar, los lugares públicos húmedos, como los gimnasios, los vestuarios y las duchas, pueden aumentar el riesgo de desarrollar afecciones tan comunes como el pie de atleta. Un sistema inmunitario debilitado, debido al estrés, el tabaquismo, las deficiencias nutricionales o un trastorno de inmunodeficiencia, aumenta el peligro.

Entonces, ¿qué puede hacer?

El Dr. Jayaweera sugiere practicar la higiene con sentido común. Lávese las manos con frecuencia, mantenga la piel limpia y seca, y evite usar productos de cuidado personal de otras personas. Además, mantenga su sistema inmunitario en buen estado comiendo bien, haciendo ejercicio con frecuencia y durmiendo las siete u ocho horas recomendadas.

Es igualmente importante que, cuando desarrolle síntomas de una infección, especialmente una infección pulmonar, se asegure de realizarse las pruebas de patógenos fúngicos. Ciertas infecciones fúngicas muestran síntomas similares a las infecciones bacterianas. Cryptococcus y Aspergillus, por ejemplo, producen síntomas similares a los de la neumonía, que pueden avanzar hasta convertirse en una enfermedad más grave. Las pruebas a tiempo para identificar la causa de la infección reducen el uso innecesario de antibióticos y permiten que el paciente comience el tratamiento antifúngico de inmediato.


Ana Veciana author

Ana Veciana-Suarez, columnista invitada

Ana es colaboradora habitual de University of Miami Health System. Es una autora y periodista reconocida que trabajó en The Miami Herald, The Miami News y The Palm Beach Post. Visite su sitio web en anavecianasuarez.com o sígala en Twitter: @AnaVeciana.


Tags: candidiasis, Dushyantha Jayaweera, infecciones fúngicas

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