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Cáncer de seno: ¿cómo afrontarlo?

9 min read  |  febrero 02, 2024  | 
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Isabel Toca, participante en un estudio de reducción del estrés en Sylvester, dice que la necesidad de habilidades de manejo del estrés y apoyo emocional comienza a partir del momento del diagnóstico.

Isabel Toca se apresura a señalar lo afortunada que fue de que su cáncer de seno (mama) fuera detectado tan temprano, casi por accidente. Sólo necesitaba lumpectomías para su extirpación, un ciclo de radioterapia de tres semanas y un régimen a largo plazo de un medicamento oral que trata el cáncer de seno hormonodependiente.

Si bien está agradecida de que sus senos y su vida se hayan salvado, también es muy consciente de que no existe un cáncer “fácil”, uno que surja sin lucha, miedo o trauma emocional.

“La vida normal tal como la conocía ya no existe”, afirma.

Creas una “nueva vida normal”.

Isabel Toca

Ella obtuvo ayuda en esa creación al unirse a un grupo de sobrevivientes de cáncer que es parte de un estudio en Sylvester Comprehensive Cancer Center. El estudio tenía como objetivo ayudar a los supervivientes actuales y futuros a reconocer y combatir las numerosas manifestaciones del estrés relacionado con el cáncer.

Toca, de 59 años, residente en Miami, se había sometido fielmente a mamografías y ecografías anuales durante años. Incluso se había sometido a algunos procedimientos menores para realizar una biopsia y extirpar quistes benignos. Pero cuando la pandemia del COVID-19 trastocó la vida rutinaria, su cita de enero de 2021 se pospuso hasta finales de ese año.

Cuando regresó, su médico pensó que había notado algo anormal en el seno derecho de Toca. Esa fue una falsa alarma, pero provocó un estudio de diagnóstico adicional que detectó un bulto minúsculo en su seno izquierdo, tan pequeño, dice Toca, que sin atención y concentración adicionales, no se habría encontrado hasta mucho más tarde.

Se necesitaron dos lumpectomías con un mes de diferencia, cada una realizada a través de la misma pequeña incisión, para extirpar todas las células cancerosas y algunos ganglios linfáticos.

Los médicos dicen que hay menos de un 5 % de posibilidades de recurrencia.

“Obtuve uno de los mejores resultados de mi vida”, cuenta Toca, pero el miedo y el estrés que genera un diagnóstico de cáncer comienzan de inmediato y aumentan cada vez que suena el teléfono. Someterse a cirugía y radioterapia durante la era del COVID-19 y sus restricciones de visitas al hospital significó enfrentar tratamientos sin el apoyo de su esposo y tomar decisiones por sí misma.

Las fuentes de estrés se acumularon:

  • Esperar los resultados de las pruebas y tomar decisiones importantes al inicio del tratamiento.
  • Someterse y recuperarse de dos operaciones.
  • Pasar por 15 sesiones de radioterapia, con sus evaluaciones, la planificación del tratamiento, tatuajes y marcas de focalización y piel en carne viva y dolorosa.
  • Interactuar con amigos y familiares bien intencionados que a menudo no sabían qué decir ni cómo relacionarse.
  • Tomar una pastilla todos los días durante al menos cinco años es como “una bomba”, cuenta Toca, por los efectos secundarios. “Todo duele. Afecta los huesos. Afecta las articulaciones. Afecta el cabello, afecta el hígado, afecta los riñones”.
  • Asegurarse de que los medicamentos no interactúen con otros o escalonar la sincronización para asegurarse de que no lo hagan.
  • Lidiar con muchas limitaciones que antes no existían.
  • Lidiar con el aumento del colesterol y otros efectos secundarios de los medicamentos, la “confusión mental”, un caso de culebrilla y emociones que se sienten como una montaña rusa cuando “algo” en un seno requirió una resonancia magnética, pero los resultados sugirieron que probablemente sea benigno.

“El estrés no es sólo descubrir que tienes cáncer de seno. No está relacionado sólo con la cirugía. No es sólo el tratamiento físico sino también los medicamentos. Hay que seguir viviendo y tratar de adaptarse a la vida diaria”, cuenta Toca. “Se siente como si nunca terminara”.

Toca se unió al grupo de sobrevivientes de cáncer de seno de Sylvester y al estudio de investigación, que se centra en la concienciación sobre el estrés, la reestructuración cognitiva, el afrontamiento, los problemas de calidad de vida, el apoyo social, el manejo de la ira y la asertividad. Proporcionó entrenamiento en respiración profunda, relajación muscular, visualización y meditación. Los miembros se benefician no sólo del programa estructurado, completo con ejercicios y tareas, sino también de hablar y aprender unos de otros.

“Desde el momento en que se los diagnostica y hasta bien entrada la supervivencia, los pacientes con cáncer enfrentan muchos desafíos emocionales, como ansiedad, depresión y angustia”, explica Michael Antoni, Ph.D., investigador principal del Programa de Investigación sobre el Control del Cáncer de Sylvester, profesor de psicología y primer autor de un artículo publicado en Annual Review of Psychology sobre cómo los enfoques de reducción del estrés pueden mejorar los resultados de los pacientes con cáncer.

“Algunos trabajos han sugerido que la angustia crónica puede afectar la señalización neuroendocrina y producir hormonas del estrés que podrían promover peores resultados en el cáncer”, cuenta Antoni, y agrega que se ha demostrado que las hormonas activadas por el estrés alteran la respuesta inmunitaria contra el cáncer, aumentan la señalización inflamatoria y, potencialmente, aceleran la metástasis.

Patricia Moreno, Ph.D., líder de Sylvester en atención de supervivencia basada en evidencias y profesora asistente en el Departamento de Ciencias de la Salud Pública, ha estudiado técnicas de manejo del estrés para pacientes con cáncer y se ha centrada principalmente en aquellos con cáncer de seno y cáncer de próstata.

Entre las estrategias se incluyen técnicas de relajación, como la respiración profunda y la meditación, y la terapia cognitivo-conductual (Cognitive-Behavioral Therapy, CBT), cuyo objetivo es ayudar a los pacientes a cambiar activamente sus pensamientos y comportamientos.

“Enseñamos a los pacientes a discernir entre factores estresantes que se pueden controlar y los que no”, comentó Moreno. “Para los factores estresantes que se pueden controlar, las técnicas de CBT les ayudan a tomar conciencia de cómo responden al estrés y a desarrollar estrategias de afrontamiento adaptativas. Para los factores estresantes que no se pueden controlar, las técnicas de relajación y el apoyo social ayudan a gestionar las respuestas emocionales”.

Los investigadores dicen que las intervenciones psicológicas reducen el estrés y promueven el bienestar emocional, lo que puede prolongar la supervivencia. Los pacientes que reciben las intervenciones tienen una mayor señalización de inmunidad antiviral y una menor señalización inflamatoria, beneficios importantes porque los tratamientos contra el cáncer pueden aumentar la inflamación.

El estudio en el que participó Toca, VSMART (Entrenamiento de relajación y manejo del estrés por videoconferencia para mujeres mayores con cáncer de seno): fue financiado por el Departamento de Salud de Florida. El programa de telesalud impartido de forma remota pudo brindar intervención contra el estrés durante la pandemia del COVID-19.

Durante años, Sylvester y los investigadores de University of Miami han realizado estudios de investigación intervencionista y de supervivencia, como VSMART y Encuentros de Salud, para apoyar a pacientes con enfermedades crónicas. Avanzando Caminos es un nuevo estudio de hispanos y latinos que han completado el tratamiento contra el cáncer que puede ayudar a adaptar futuras intervenciones de manejo del estrés cognitivo-conductual basadas en evidencias para los sobrevivientes de cáncer hispanos y latinos.

Toca dice que se apoyó en su fe en Dios y que recibió inspiración de parte de la calidad humana detrás del estudio de concientización sobre el estrés de 10 semanas.

“Hay personas dispuestas a hacer todo lo posible e investigar, buscar respuestas y también consolar a extraños. Recibí mucho consuelo como ser humano”.

Dice que la necesidad de contar con habilidades para manejar el estrés y el apoyo emocional no termina con la cirugía; continúa.

“Se necesitan técnicas de afrontamiento. Necesitas ayuda. Es necesario abordarlo y no simplemente ponerse una curita”, afirma Toca, y agrega que para ella era importante que los datos recopilados en el estudio sirvieran para ayudar a otras mujeres.

“Como seres humanos, todavía necesitamos que nos sustenten”, afirma. “Todavía necesitamos ser educados”.

Una cosa que Toca aprendió es que puede ser difícil, pero puede detenerse, respirar profundamente y dejar ir las cosas en momentos de mucho estrés.

Hoy va a la playa para calmar la ansiedad, pero el programa de Sylvester le enseñó que puede ir a cualquier lugar en cualquier momento, aunque sólo sea en su imaginación.

“Mi lugar feliz era sentarme en la playa, escuchar las hojas de los cocoteros, el sonido del océano, las olas y sentir el sol”, comenta. “Se trata de encontrar tu nicho y saber cómo vas a afrontarlo”.


Para obtener más información sobre los estudios y programas de manejo del estrés relacionado con el cáncer en Sylvester, envíe un correo electrónico a [email protected] o visite el sitio www.TogetherAfterCancer.com. También puede llamar al (305) 284-8288.


Kevin McClanahan es un escritor colaborador del servicio de noticias de UHealth.


Tags: Dra. Patricia Moreno, estrés posterior del cáncer, programa de supervivencia, supervivencia al cáncer

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