Estudio de aguas residuales para la prevención de la COVID-19
Al considerar posibles formas de rastrear y prevenir la COVID-19, la mayoría de los estadounidenses no tiene en cuenta el estudio de las aguas residuales. Esto se debe, particularmente, a que la mayoría considera al coronavirus una enfermedad respiratoria. Pero la estrategia de las aguas residuales, según las declaraciones de los científicos de University of Miami, puede ser la herramienta adicional necesaria para ayudar a adelantarse a la propagación mortal de la enfermedad.
“El virus SARS-CoV-2, conocido por causar COVID-19, se puede encontrar en las heces de individuos que son portadores de la infección”, explica la Dra. Helena M. Solo-Gabriele, Ph. D., decana auxiliar de Investigación en University of Miami College of Engineering. “Esto incluye tanto a personas sintomáticas como asintomáticas”.
La Dra. Solo-Gabriele es experta en la evaluación de problemas que relacionan la salud pública con el medioambiente. Comenta que, al analizar las aguas residuales de forma rutinaria para detectar la presencia del virus, los científicos tienen una forma adicional de ayudar a descubrir los brotes. Más importante aún, pueden advertir al público en cualquier área geográfica en riesgo antes de que otros se infecten.
Ella es parte de un equipo interuniversitario dedicado que ha estado tomando muestras de las aguas residuales de la planta de tratamiento de aguas residuales y los edificios del campus desde el comienzo de la pandemia.
La técnica que utilizan para realizar los análisis es única y consta de varias etapas
“Una vez que tenemos una muestra del agua, la concentramos en unos pocos microlitros”, explica. “El procedimiento que usamos no es sencillo, ya que no existen protocolos estándares para concentrar virus con envoltura, como el SARS-CoV-2. La envoltura, que es una capa externa que el virus necesita para sobrevivir, afecta la capacidad para concentrar las muestras. Por eso, estamos desarrollando nuevas formas de lograr esto”.
La Dra. Solo-Gabriele indica que estos concentrados se entregan posteriormente a los laboratorios de Weill Cornell Medicine en la ciudad de Nueva York y a la Miller School of Medicine de la UM (incluido el recurso compartido de oncogenómica en el centro Sylvester Comprehensive Cancer Center y el Institute of AIDS and Emerging Infectious Diseases). Luego, ambos sitios utilizan técnicas de vanguardia para detectar el ARN (ácido ribonucleico).
¿Cómo puede toda esta investigación y seguimiento ayudar a prevenir las infecciones por COVID?
“Las personas infectadas por el virus pueden comenzar a eliminar la evidencia de este a través de los desechos aproximadamente una semana antes de que aparezcan los primeros síntomas”, explica la Dra. Solo-Gabriele. “Si se detecta un aumento notable de los niveles virales en las aguas residuales de los edificios en una parte del campus, por ejemplo, y no en otras, esos datos podrían servir como una advertencia temprana para los residentes del campus y el personal docente/administrativo en esas áreas. Podrían hacerse la prueba incluso antes de desarrollar síntomas. Si dan positivo, podrían ser puestos en cuarentena antes de infectar a otras personas”.
La Dra. Solo-Gabriele afirma que, en el pasado, los investigadores realizaron pruebas a las aguas residuales para detectar con éxito el virus de la polio. Los científicos forenses también aplicaron con éxito la técnica para medir las sustancias químicas en las aguas residuales con el objetivo de detectar la presencia de drogas ilícitas. Usarlo para un nuevo virus, cuando se combina con datos clínicos, ofrece un conjunto de instrumentos más poderosos para atacar la pandemia.
Las conversaciones del equipo con otras universidades, como Stanford y la University of Arizona, también dan forma a su trabajo. Compartir ideas y mejores prácticas permite crear un nuevo nivel de conocimientos. Ese beneficio puede tener implicaciones positivas para otros brotes de enfermedades en el futuro.
“La detección de la COVID-19 en aguas residuales no tiene como fin reemplazar los métodos de las pruebas clínicas”, asegura la Dra. Solo-Gabriele. “Al contrario, puede servir como complemento e indicador predictivo. Nuestro trabajo actual proporcionará una dimensión completamente diferente para detectar otras enfermedades en el futuro. En ocasiones se produce un brote y nadie lo sabe hasta que es demasiado tarde. Esta es una forma de adelantarse a la curva”.
John Senall es escritor colaborador de UMiami Health News.