Eternamente joven

Resulta que puede desacelerar su reloj biológico, hasta quizás retrasarlo.

Ponce de León navegó por todo el Atlántico en busca de la fuente de la juventud. Cuando llegó a la Florida, los nativos le preguntaron, “¿Fuente de la juventud? Sí, claro. Seguro, es por ahí”.

Adelantamos el final: no la encontró.

Muchas personas buscan alguna solución mágica, externa para no envejecer. (En la actualidad, una empresa nueva promociona infusiones de sangre de personas jóvenes para rejuvenecer la energía y la apariencia de personas mayores. La Administración de Alimentos y Medicamentos [Food and Drug Administration, FDA] expresó sus opiniones rápidamente de la siguiente manera: Mala idea. Mala. Mala. Mala. No funciona. Podrían lastimarse).

Buscan en el lugar incorrecto.

Existen maneras de retrasar el reloj, o al menos desacelerarlo, como puede indicarlo la Dra. Karen Koffler, especialista en medicina funcional integrativa de University of Miami Health System Osher Center for Integrative Health. Sin embargo, no incluyen una poción mágica, ni un bálsamo.

“Las personas siempre desean encontrar una manera rápida y cuestionable de obtener sus metas, no importa de qué se trate”, menciona la Dra. “Y lo mismo sucede con la salud. Sin embargo, no creo que nada alguna vez vaya a superar lo que comen, cómo se mueven, cómo duermen, y el sentido de propósito y significado que han desarrollado en la vida”.

Póngase los zapatos de baile o salga a caminar.

“El movimiento de todos los días es intrínseco al diseño humano”, indica. “Ahora bien, no creo que tenga que hacerse CrossFit todos los días de la semana. No obstante, sí creo en el movimiento crónico de bajo nivel que puede obtenerse al trabajar de pie en escritorios altos o al caminar. Observamos que las comunidades que caminan son comunidades más saludables”.

Y, sí, hay puntos extras por ir al gimnasio. Pero no hay que enloquecerse.

“Sí considero que también estábamos diseñados para trabajar arduamente en algunos momentos. Lo que intento decirles a mis pacientes es que, dos veces a la semana, hagan un ejercicio intenso”.

Aliméntese correctamente con una alimentación variada.

Eso significa controlar el peso y lo que se consume. La Dra. Koffler indica que no comer en exceso es clave, pero también lo es mezclar una variedad de frutas y verduras: coloridas frutas y verduras. No solo las verdes. Azules y naranjas, amarillas y rojas.

Y existe una gran cantidad de pruebas que indica que no solo importa lo que se come, sino cuándo.

“Todos los estudios que se han realizado sobre la restricción de calorías, ya sea en moscas de la fruta o gusanos u hongos o ratones, todos muestran un efecto promotor de la longevidad. Existe un ayuno intermitente, una alimentación restringida por el tiempo”, agrega.

Relájese, de verdad.

En otras palabras, ¡tómese un descanso! Elimine el estrés. Y agregue algo de meditación a su día, ya sea consciencia de la respiración, “mindfulness” (consciencia plena) o yoga. Lo que le sirva. Estudios muestran que estas actividades reducen el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas y presión arterial alta.

Y, sobre todo, descanse.

“Creo que la mayoría de nosotros no se da cuenta de que no descansamos bien. Es realmente la fase del sueño profundo la regenerativa del sueño. A cada fase le corresponde una tarea, pero en el sueño profundo es donde se observará que la hormona del crecimiento se libera, lo que es reparador. El cerebro en cierto punto se hincha durante esa etapa. Y al hacerlo, se purifica. Por lo tanto, se deshace de eso como placa amiloide, que es lo que observamos que se acumula en la enfermedad de Alzheimer. Dormir es realmente fundamental”.

¿Se entendió? Hágalo.

De esa manera, incluso si es demasiado tarde para cantar con Alice Cooper: “I’m 18, and I like it” (Tengo 18 y me gusta), puede cantar con Rod Stewart: “Forever Young” (Eternamente joven).

Carlos Harrison es escritor colaborador de UMiami Health News. Es un excorresponsal de televisión nacional e internacional, así como también escritor y editor de periódicos y revistas.

Tags: antienvejecimiento, aptitud física, Dra. Karen Koffler