Experto cirujano adopta técnica robótica para el síndrome de la salida torácica
Mario Carrillo, de 45 años, es amante del entrenamiento físico y propietario de un taller de pintura de autos en Hialeah. Un día notó que su brazo izquierdo estaba inflamado.
“Pensé que era algo normal relacionado con el tratamiento que recibo por la vena, para el cáncer de cerebro que me diagnosticaron hace 4 años”, dice Mario.
El proceso de inflación continuó hasta el punto de que el brazo medía tres veces más que el brazo derecho. Ante el susto y la desesperación, Mario se dirigió a un hospital en donde trataron de destupir la vena en 5 oportunidades.
La inflamación le estaba limitando las actividades diarias. “No salía a ninguna parte, no podía moverme, no podía hacer nada, sentía entumecimiento en el brazo, era muy incómodo”, afirma.
Después de 8 meses, finalmente, Mario fue recomendado al Dr. Néstor Villamizar, cirujano torácico de University of Miami Health System (UHealth), quien le explicó que él tenía el síndrome de la salida torácica.
“Esta afección se presenta cuando las venas, arterias o nervios en el espacio entre la clavícula y la primera costilla (salida torácica) están comprimidos”, dice el Dr. Villamizar.
Los síntomas varían en función de la estructura que está comprimida. De esta forma, se puede presentar hinchazón severa del brazo cuando la vena está comprimida; pérdida del pulso de la mano cuando la arteria está comprimida, y hormigueo o debilidad en el brazo cuando el nervio está comprimido.
Por otro lado, la compresión de la vena (vascular) puede causar la formación de coágulos, como en el caso de Mario, los cuales exigen tratamiento.
El síndrome es común en pacientes que realizan actividades repetitivas con los brazos, que aumentan el grosor de los músculos y los tendones que causan más compresión. Es el caso de beisbolistas, basquetbolistas, meseros y gente que levanta pesas, entre otros. Pero, también se relaciona con algún tipo de trastorno de nacimiento, como tener una costilla de más.
“La resección de la primera costilla es la única forma de descomprimir la salida torácica en los casos de compromiso venoso o arterial”, indica el Dr. Villamizar, quien es reconocido mundialmente por su experiencia en procedimientos quirúrgicos de última generación para enfermedades y afecciones del tórax.
En los casos en que la compresión afecta un nervio, se prefiere tratar el síndrome con terapia física por lo menos 6 meses antes de considerarse la cirugía. El Dr. Villamizar dice que, al retirar la costilla, se abre un espacio para que la vena se pueda expandir y la sangre vuelva a fluir normalmente.
“Nuestra preferencia para realizar esta operación es la cirugía robótica mínimamente invasiva con pequeños orificios entre las costillas, los que nos permiten una perfecta visualización de la primera costilla”, dice el Dr. Villamizar, quien agrega que tradicionalmente, la cirugía se hacía con una incisión por encima de la clavícula o en la axila, lo que implicaba destruir bastante tejido para poder llegar a la costilla.
El Dr. Villamizar es uno de los primeros cirujanos torácicos del mundo que adoptó la cirugía robótica para tratar el síndrome de salida torácica.
Con este avance se ha logrado que el proceso de recuperación sea más rápido, lo cual ayuda a que deportistas de alto rendimiento afectados por este síndrome puedan retomar sus prácticas deportivas en pocas semanas después de la remoción de la primera costilla.
De esta manera, y con la ayuda de una manga compresora para promover el drenaje de los linfáticos, al cabo de 6 semanas, el brazo de Mario estaba casi normal.
“Ya me podía poner un pullover, podía salir a la calle, ya era otra persona”, afirma Mario. “Ahora que estoy de vuelta en el gimnasio, puedo levantar el mismo peso de antes. La verdad es que pasé una mala experiencia, pero ya la superé”.
Video y artículo escrito y producido por Shirley Ravachi.
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