Movimiento

MV

Hay una mejor manera de utilizar el IMC

5 min read  |  noviembre 07, 2023  | 
Available in English |

El índice de masa corporal, más conocido por su práctico acrónimo IMC (conocido como BMI en inglés), existe desde hace mucho tiempo. Calcula la grasa corporal utilizando el peso de una persona, dividiéndolo por su altura y luego elevando ese número al cuadrado. En otras palabras, es un cálculo matemático relativamente simple.

“Es una herramienta sencilla que nos ayuda a conocer la salud cardiovascular [de un paciente]”, explica Kristopher J. Paultre, M.D., especialista en medicina deportiva familiar y médico de atención primaria del Instituto de Medicina Deportiva de University of Miami. “Es un buen indicador de la salud del corazón”.

Sin embargo, añade, no debería ser la única métrica utilizada. Más bien, el IMC debería ser una herramienta más entre otras métricas de salud.

Cualquier médico competente evaluará más allá del IMC. Es solamente una parte de un panorama más amplio.

– Dr. Kristopher Paultre

Esta creencia subraya la reciente decisión de la American Medical Association (AMA) de adoptar una nueva política sobre el índice IMC.

A principios del verano, AMA informó a sus miembros que deberían prestar menos atención al IMC como medida de peso saludable.

Deberían incorporar otras métricas, como la composición corporal, la circunferencia de la cintura y la medida de la grasa visceral.

AMA reconoció que la métrica del IMC no consideró las diferencias en la composición corporal y los grupos demográficos. Según la organización, “se basó principalmente en datos recopilados de generaciones anteriores de poblaciones blancas no hispanas”.

Diseñado por el matemático belga Adolphe Quetelet en 1830, el IMC ayuda a explicar la cantidad de masa grasa en la población general, pero “pierde capacidad predictiva cuando se aplica a nivel individual”.

Un atleta es el ejemplo perfecto de tal excepción, dice el Dr. Paultre. Un jugador de fútbol, por ejemplo, tendrá mucha masa muscular, lo que, a su vez, hará que su peso sea mayor. Este peso “extra” descarta automáticamente la ecuación del IMC, aunque, como atleta, es probable que tenga una buena salud cardiovascular. El IMC no diferencia entre masa corporal magra y grasa y no tiene en cuenta otro factor: dónde se almacena la grasa.

La ubicación en la que las personas almacenan su grasa, como esa “llanta de repuesto” en la zona abdominal, es relevante, especialmente en el caso de los hombres.

– Dr. Paultre

La grasa que rodea los órganos internos aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas, diabetes, apnea del sueño, presión arterial alta, hígado graso e incluso ciertos tipos de cáncer. El debate sobre el IMC no es en absoluto una discusión técnica interna. Por imperfecto que sea, el IMC se utiliza en estudios sobre la obesidad y las compañías de seguros lo han empleado tradicionalmente para determinar la elegibilidad para el tratamiento de varias afecciones, incluida la cirugía de reemplazo de articulaciones y los medicamentos para bajar de peso. Es más, a medida que las tasas de obesidad continúan aumentando, es cada vez más importante contar con mediciones precisas de la grasa corporal y la salud cardiovascular.

En 2020, casi el 42 % de los estadounidenses eran obesos, un aumento del 30.5 % en sólo tres años, según los CDC.

La obesidad severa casi se duplicó en el mismo período. Debido a que las enfermedades relacionadas con la obesidad conducen a una muerte prematura y evitable (y cuestan a la sociedad cientos de miles de millones de dólares en costos médicos), es vital que tanto los médicos como la población en general tengan un conocimiento firme de la afección.

El Dr. Paultre prefiere “ante todo” la prueba de panel lipídico en sangre, que es una evaluación confiable del riesgo de enfermedad cardiovascular en un individuo. El panel mide los niveles de colesterol y de triglicéridos. También utiliza una prueba de esfuerzo, que muestra cómo responde el corazón cuando se ve obligado a bombear al máximo, y un análisis de grasa corporal, que puede mostrar el contenido total de agua, proteínas, minerales y masa grasa del cuerpo de una persona. También es importante controlar la presión arterial y comprender qué come una persona y cuánto ejercicio hace.

Señala que algunas de esas pruebas son “más laboriosas” y requieren más tiempo tanto por parte del médico como del paciente. Quizás por eso cree que el IMC, a pesar de todas sus limitaciones, llegó para quedarse. “No se irá a ninguna parte”, afirma. “La gente está muy familiarizada con él y sigue siendo una gran herramienta cuando se usa con las otras que tenemos disponibles”.


Ana Veciana-Suárez es colaboradora habitual de University of Miami Health System. Es autora y periodista reconocida que trabajó en The Miami HeraldThe Miami News y The Palm Beach Post. Visite su sitio web en anavecianasuarez.com o sígala en Twitter: @AnaVeciana.


Tags: grasa corporal, Kristopher J. Paultre, medicina deportiva

Continue Reading