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Análisis de los vínculos entre la COVID y la enfermedad de Alzheimer

5 min read  |  enero 10, 2023  | 
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Uno de los síntomas de la COVID, conocido como obnubilación o “niebla mental”, pueden ser frustrante y afectar la vida diaria.

La buena noticia es que la niebla mental posterior a la COVID no es permanente.

Sin embargo, hay razones para creer que la COVID-19 puede generar cambios en los vasos sanguíneos relacionados con enfermedades cerebrales. Neurólogos y expertos en enfermedades infecciosas están estudiando la posible conexión.

La obnubilación puede incluir pensar y procesar información a una velocidad más lenta, dificultad para encontrar las palabras correctas, olvidos, confusión mental o sensación de aturdimiento, y problemas de memoria. Experimentar esta repentina falta de claridad mental puede parecer un signo de demencia temprana o de la enfermedad de Alzheimer, pero no es lo mismo.

¿Puede la COVID-19 desencadenar demencia?

“He participado en dos foros de expertos para hablar sobre el estado actual del conocimiento sobre la infección por COVID-19 y la demencia”, comenta James E. Galvin, M.D., M.P.H., neurólogo de University of Miami Health System y director del Centro Integral para la Salud Cerebral de UM. “Hasta la fecha, no existe un vínculo claro entre las dos afecciones”.

Sin embargo, hay evidencia de que la infección por COVID-19 puede afectar los vasos sanguíneos y aumentar la inflamación.

«Es posible que estos cambios vasculares y la inflamación puedan tener efectos secundarios a largo plazo en la salud del cerebro y conducir a un mayor riesgo de demencia. Es demasiado pronto para saberlo».

Las investigaciones en curso sobre este tema nos ayudarán a comprender mejor la relación entre la infección por coronavirus y las enfermedades crónicas que afectan al cerebro. El Dr. Galvin y su equipo recibieron recientemente una subvención de los Institutos Nacionales de Salud (National Institutes of Health) para explorar los riesgos únicos de la COVID y la salud cerebral que enfrentan ciertas poblaciones.

¿Cómo se relacionan la raza y el origen étnico con la COVID y la salud del cerebro?

«En comparación con las personas blancas no hispanas, los afroamericanos tienen el doble de riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer. Los hispanos tienen un riesgo 1.5 veces mayor, y los nativos americanos tienen un riesgo 2 o 3 veces mayor. Las poblaciones rurales tienen un riesgo 1.2 veces mayor», explica el Dr. Galvin.

De manera similar, estas comunidades enfrentan un mayor riesgo de infección por COVID-19, enfermedad grave y muerte.

“La pandemia de coronavirus puso al descubierto las marcadas disparidades raciales en los Estados Unidos”, afirma.

Las infecciones por COVID-19 en los afroamericanos son más graves. Los afroamericanos tienen 4.6 veces más probabilidades de ser hospitalizados que los blancos.

En Florida, esto es aún más evidente, con una mortalidad 3.1 veces mayor como consecuencia de la enfermedad por COVID. Los afroamericanos también tienen un mayor riesgo de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), que es un factor de riesgo para la COVID-19 y sus complicaciones».

Nuevas investigaciones en etapa inicial demuestran que la función pulmonar reducida puede hacer que las personas sean vulnerables a problemas cognitivos, demencia y neurodegeneración (síntomas que presentan los pacientes con enfermedad de Alzheimer). La función pulmonar deteriorada puede conducir potencialmente a cambios vasculares que afectan la capacidad del cerebro para comunicarse con los músculos y los órganos.

¿Cuál puede ser una causa subyacente? La contaminación del aire.

«La contaminación del aire es probablemente un factor ambiental crítico que aumenta la susceptibilidad a la COVID-19. Un informe reciente sugiere que la exposición a largo plazo a partículas en el aire puede aumentar las tasas de mortalidad por COVID-19», asegura el Dr. Galvin.

Él centra su investigación en la región rural de Florida, denominada The Glades.

El área rodea el lago Okeechobee y ha sido particularmente devastada por la COVID-19. En esta comunidad, el cultivo de caña de azúcar es la industria predominante. Este cultivo implica quemar campos para cosechar, liberando partículas en el aire. El Dr. Galvin indica que los trabajadores agrícolas y quienes viven en las comunidades aledañas están expuestos a 15 veces el volumen promedio de estas peligrosas partículas de aerosoles atmosféricos durante la temporada de cosecha.

“Analizaremos si la combinación de exposiciones ambientales, genética y factores de riesgo vascular contribuyen tanto al aumento del riesgo como a los peores resultados de salud”, explica. «Nuestra hipótesis es que la exposición crónica a partículas aumenta el riesgo de EPOC. Eso, a su vez, aumenta el riesgo de COVID-19; demencia; y las consecuencias asociadas con la COVID en el riesgo, la progresión y los resultados de la demencia».

Los niveles de riesgo de COVID-19, los trastornos de la función pulmonar y las enfermedades cerebrales están relacionados con el estilo de vida, así como los factores genéticos y culturales.

Incluyen diferencias raciales y étnicas inherentes y el acceso a la atención médica basado en lo siguiente:

  • La ubicación geográfica y el nivel socioeconómico.
  • La discriminación y las inequidades en el sistema sanitario.
  • Las tasas más altas de obesidad, diabetes e hipertensión entre las minorías raciales y étnicas.

La investigación sobre este tema realizada por el Dr. Galvin y otros destacados expertos en salud arroja luz sobre las complejas disparidades de la salud y de los resultados en todo el país.


Dana Kantrowitz es colaboradora del servicio de noticias de UHealth.


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