¿Funciona el Efecto Placebo?

La mente humana es fascinante y misteriosa. Incluso las situaciones más difíciles se vuelven más fáciles de manejar con la actitud mental adecuada. Un claro ejemplo de este fenómeno es el efecto placebo.
Imaginemos dos grupos de personas en un ensayo clínico: un grupo toma un nuevo medicamento que los investigadores están probando, mientras que el otro recibe una pastilla de azúcar. Ninguno de los dos sabe si está tomando el medicamento real o un sustituto, pero ambos experimentan beneficios.
¿Esto implica que el llamado efecto placebo es realmente efectivo?
“El acto de tomar una pastilla que supuestamente alivia el dolor activa el cerebro, modificando pensamientos, emociones y recuerdos. Existen pruebas sólidas de que el efecto placebo es verdaderamente efica”, afirma Mary Ishii, doctora en psicología.
La Dra. Ishii es psicóloga clínica en Jackson Memorial Hospital Burn Center, parte de University of Miami Health System. También se desempeña como profesora voluntaria en University of Miami Miller School of Medicine.
La ciencia respalda la creencia de la Dra. Ishii sobre el poder del placebo. En condiciones controladas y bajo las circunstancias adecuadas, los estudios científicos han demostrado que un placebo puede ser tan efectivo como los medicamentos tradicionales en el tratamiento del dolor, el insomnio relacionado con el estrés y en aliviar ciertos efectos secundarios del tratamiento del cáncer. En algunos casos, incluso se ha observado que el uso de placebo puede reducir la presión arterial, modificar la frecuencia cardíaca y mejorar los resultados de los análisis de sangre.
Sin embargo, hay una nota a pie de página: “Un placebo puede tratar algunos síntomas, pero la afección subyacente sigue estando presente”, dice el Dr. Ishii. Puede aliviar la percepción del dolor de espalda , pero no puede curar un disco comprimido. Asimismo, puede reducir la fatiga y las náuseas causadas por la quimioterapia, pero no curará el cáncer. “Un placebo puede alterar el estado (los síntomas), pero no el rasgo (la enfermedad o la afección)”, dice el Dr. Ishii.
En el pasado, cuando el efecto placebo aparecía en los ensayos clínicos, los investigadores consideraban que el fármaco en prueba era un fracaso.
“Si el estudio no logra demostrar una diferencia significativa entre el placebo y el medicamento, el fármaco ‘falla’, lo que significa que no puede demostrar que es mucho mejor que una ‘pastilla de azúcar’. El fármaco puede seguir siendo eficaz; sin embargo, el estudio no justifica tomarlo en lugar de un placebo”, afirma la Dra. Ishii.
Sin embargo, los médicos están empezando a valorar las respuestas no farmacológicas en el tratamiento del dolor. Según la Dra. Ishii, la comunidad médica se ha vuelto más abierta a enfoques no tradicionales. “Veo a pacientes con quemaduras en el hospital para ver cómo se enfrentan a tratamientos como los cambios de vendaje, que pueden ser dolorosos. Intento hacer que las cosas sean más tolerables mediante el uso de la hipnosis, la biorretroalimentación y otras técnicas. Cada vez recibo más recomendaciones para la hipnosis; se la reconoce como un medio para reducir el dolor, el estrés y la hipertensión”.
El trabajo de la Dra. Ishii con personas con quemaduras ofrece valiosa información para quienes enfrentan el dolor.
Ella utiliza una variedad de técnicas, incluyendo:
Distracción. “Les digo a los pacientes que vean películas divertidas. La risa libera endorfinas”.
Relajación. “Si estás tenso, tu percepción del dolor aumenta. Muchas víctimas de quemaduras sienten culpa del superviviente o están enfadadas y culpan a alguien de lo que les ha pasado. Las emociones negativas aumentan los síntomas negativos. Los estudios demuestran que cuando estás en un estado relajado y más feliz, es más fácil acceder a recuerdos más felices. Cuando uno experimenta emociones “negativas”, como la depresión o la ira, es muy difícil acceder a recuerdos o pensamientos opuestos. Además, hay estudios que demuestran que se activan diferentes zonas del cerebro cuando estamos contentos y tristes. Si una zona “triste” ya está activada, cambiar a “feliz” requerirá energía y algo lo suficientemente fuerte como para captar la atención del cerebro”.
Para ayudar a los pacientes a relajarse, la Dra. Ishii utiliza técnicas como la hipnosis, la biorretroalimentación, la meditación y la distracción. La Dra. Ishii resalta la efectividad de la hipnosis: «Los pacientes con quemaduras que se someten a tratamientos con láser dicen que la hipnosis altera su percepción del dolor». Los tratamientos con láser ayudan a curar las cicatrices, pero pueden resultar incómodos, según la extensión de la quemadura y la tolerancia al dolor del paciente.
Establezca límites. Reflexionar sobre situaciones difíciles puede iniciar una espiral emocional descendente. “Cuando mis pacientes vuelven a casa después del hospital, les advierto que establezcan un límite de tiempo para los pensamientos negativos”. Limitar esos pensamientos a 10 minutos al día, por ejemplo, puede mejorar su salud mental y física.
Reformular los pensamientos. Si un paciente necesita ayuda adicional, la Dr. Ishii puede programar una sesión de asesoramiento. “Les ayudamos a lidiar con pensamientos intrusivos, pesadillas y trastorno de estrés postraumático. Trabajar con un terapeuta les ayuda a prepararse para cuando dejen el hospital”. Puede resultar complicado reformular su perspectiva si padece dolor crónico. Pedir ayuda es una forma de afrontar este desafío.
Aunque la oración no está en la lista oficial de tratamientos para el tratamiento del dolor, la Dra. Ishii cree que puede aliviar el sufrimiento. “Los estudios sobre el poder de la oración muestran que es algo que las personas pueden hacer para ayudarse a sí mismas y para influir en su actitud”.
El efecto “nocebo”
Si bien un placebo es útil en ciertas situaciones, algunas personas experimentan el efecto “nocebo”: les dan dolores de cabeza después de enterarse de que estos son un posible efecto secundario de su nueva medicación. Para contrarrestar esto, los médicos deben usar sus palabras con prudencia, dice la Dra. Ishii. “Los proveedores deben educar a los pacientes cuando describen los efectos secundarios. El cuerpo se está adaptando a la medicación; los efectos secundarios disminuirán con el tiempo”.
Aunque no puede curar el cáncer ni reparar una fractura de fémur, el efecto placebo es real. Aprovechar su potencial es una herramienta más que puedes utilizar para sanar tu cuerpo, tu mente y tu espíritu.
Nancy Moreland colabora habitualmente con UHealth Collective. Ha escrito para varios sistemas de atención sanitaria importantes y para los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades. Sus artículos también aparecen en el Chicago Tribune y en US News & World Report.
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