Las dificultades del regreso a clases: Cuando su hijo se niega a ir a la escuela
¿Su hijo intenta negarse a ir a la escuela?
Algunas conductas de rechazo a ir a la escuela pueden incluir:
- un niño o niña que se queja con frecuencia de dolores de estómago o de cabeza cuando llega el momento de prepararse por la mañana,
- un adolescente que admite que quiere evitar un tema social o académico particular en la escuela, o
- excusas generales sobre por qué debería quedarse en casa o pasar el día con sus padres.
Algunos estudiantes deambulan por los pasillos de la escuela o pasan el rato en la enfermería todo el día para evitar las ansiedades relacionadas con la escuela. Otros dicen que simplemente no pueden levantarse de la cama por la mañana o bajarse del auto en el estacionamiento de la escuela.
“La fobia escolar no es un diagnóstico, pero los síntomas son similares a los que se pueden ver en alguien diagnosticado con un trastorno de ansiedad o una fobia específica”, dice Elizabeth R. Pulgaron, Ph.D., psicóloga pediátrica licenciada en University of Miami Health System y profesora asociada de pediatría clínica en University of Miami Miller School of Medicine.
La ansiedad de un niño acerca de la escuela puede ser una respuesta a repetir un grado o a cambios como ingresar a una nueva escuela, el divorcio de sus padres, mudarse a una nueva ciudad, la pérdida de un ser querido o la llegada de un nuevo hermano. Los niños más pequeños pueden desarrollar miedo a estar lejos de sus padres o cuidadores. Algunos niños intentan evitar a un acosador o a un maestro específico. Otros responden a un trauma personal.
Cómo ayudar a tu hijo a superar la fobia escolar
Puede parecer inofensivo al principio, pero permitir que su hijo se ausente de la escuela con regularidad le enseña que la asistencia no es obligatoria. También puede reforzar el poder de un conflicto o desafío que temen enfrentar en la escuela, sin importar cuán irracional pueda ser ese miedo.
“Como con cualquier cambio de comportamiento, es importante comprender la función del comportamiento (en este caso, la evitación) y las consecuencias asociadas con este comportamiento”, explica la Dra. Pulgaron.
Si su hijo realmente evita las situaciones y las personas que desencadenan su “fobia a la escuela”, la escuela puede convertirse en un lugar intimidante. Si le sumamos las consecuencias adicionales de las clases perdidas y los compromisos extracurriculares, las tareas incompletas y las preguntas de los compañeros sobre su ausencia, puede convertirse en una pesadilla.
Pero faltar a la escuela no debe ser recompensado con jugar videojuegos toda la tarde o pasar un día libre con un padre o madre que se queda en casa. En cambio, los padres pueden aprovechar el tiempo exclusivo con sus hijos y el tiempo de juego o frente a la pantalla como recompensa por su asistencia constante a la escuela.
Otras formas de responder a la negativa escolar de su hijo:
“Sea coherente y honesto con su hijo con respecto a sus expectativas y las consecuencias de no asistir a la escuela”, aconseja la Dra. Pulgaron. “El seguimiento es clave. Deben evitarse amenazas vacías o promesas falsas”.
- No utilice una carta de su pediatra para excusar a su hijo de la escuela a menos que sea por una razón médica válida.
- Mantenga sus despedidas breves y positivas al dejarles en la escuela.
- Mantenga un cronograma constante entre semana.
- Pase tiempo de calidad con su hijo fuera del horario escolar (como comer juntos, dedicar tiempo a leer o conversar y salir a caminar por la noche para reflexionar sobre su día).
- Pregúntele a su hijo sobre aspectos específicos de la escuela, como una clase, un maestro o un compañero de clase en particular, que desencadenaron su ansiedad. Hable con curiosidad y buenas intenciones sin acusarle de manejar mal sus interacciones en la escuela.
- Valide sus sentimientos.
La escuela es un recurso útil.
Si necesita ayuda para animar a su hijo a asistir a clase sin tener que luchar diariamente, hable con la escuela. “El maestro, el consejero u otro personal de la escuela pueden tener una idea de por qué ocurre esto y cómo manejarlo durante el horario escolar”, explica la Dra. Pulgaron.
Los administradores escolares o los maestros pueden recomendar la creación de un Programa de Educación Individualizado (IEP) o un plan 504 diseñado para abordar los desafíos académicos y sociales y las metas de asistencia de su hijo.
“Estos planes pueden ayudar a los estudiantes con problemas que afectan su capacidad para participar en la escuela”, agrega la Dra. Pulgaron. “Los IEP y los planes 504, generalmente, se utilizan para documentar e informar al equipo de cuidado (maestros, padres, consejeros, etc.) sobre las adaptaciones recomendadas para que un niño pueda tener éxito en la escuela”.
Cosas para recordar al considerar un plan IEP/504:
- Estos planes son útiles para documentar las metas, el progreso y las transiciones del estudiante.
- A menudo se basan en una evaluación psicoeducativa o en recomendaciones médicas.
- La elegibilidad varía según los problemas que presenta el estudiante.
- Los planes son creados por la escuela con las distintas partes involucradas.
- Las adaptaciones varían según las necesidades individuales, los objetivos y los recursos disponibles.
“Si aún se necesita ayuda, la mayoría de los pediatras pueden derivarle a un psicólogo o terapeuta para realizar más consultas”, detalla la Dra. Pulgaron.
Cuándo su hijo podría beneficiarse de la ayuda profesional
Su pediatra puede descartar cualquier problema de salud que pueda contribuir al rechazo escolar de un niño, como un problema de desarrollo, un trastorno del aprendizaje, una mala administración de los medicamentos, trastornos del sueño o pérdida de la audición o de la visión. Su proveedor de atención médica revisará el historial médico de su hijo y realizará un examen físico. Además, puede comunicarse con la escuela para obtener más información.
Si refieren a su familia a un psicólogo infantil, el tratamiento para la ansiedad escolar puede incluir terapia de exposición o terapia cognitivo-conductual centrada en habilidades específicas que pueden ayudar al niño a aprender a afrontar los pensamientos, emociones y comportamientos asociados con la escuela. “Las habilidades de afrontamiento son similares a las que se utilizan en el tratamiento de la ansiedad en general, como las exposiciones y los sistemas de refuerzo para la asistencia a la escuela”, explica la Dra. Pulgaron.
Muchos estudiantes que regularmente se sienten angustiados por asistir a la escuela también son diagnosticados con trastornos de salud mental, del aprendizaje y neurológicos, que incluyen:
- déficit de atención/hiperactividad,
- ansiedad generalizada,
- depresión mayor,
- ansiedad de separación,
- ansiedad social,
- fobias específicas,
- trastorno desafiante oposicionista, o
- estrés postraumático y trastorno de adaptación.
Si la evitación escolar de un niño se debe a un trauma o un conflicto en el hogar, el asesoramiento familiar puede facilitar la comunicación con un niño enojado o retraído y fomentar la sanación.
Ayudar a su hijo a obtener un diagnóstico preciso, el tratamiento adecuado, adaptaciones en la escuela y apoyo y amor en el hogar puede marcar una gran diferencia. Si no se trata, el rechazo escolar persistente puede conducir a resultados negativos, incluido el bajo rendimiento académico, el abandono escolar, el aislamiento social y una peor salud mental.
Si vive en el sur de Florida y busca una evaluación y tratamiento para la ansiedad de su hijo, comuníquese con el programa Tratamiento del estado de ánimo y la ansiedad de niños y adolescentes (Child and Adolescent Mood and Anxiety Treatment, CAMAT) de University of Miami. Llame al (305) 284-9852, ext. 1 o envíe un correo electrónico a [email protected]. El programa ofrece terapia cognitivo-conductual y terapia de exposición a bajo costo o sin costo alguno.
Haga clic aquí para ver un Segmento de CBS4 News sobre la ansiedad por el regreso a clases, con consejos de Jill Ehrenreich-May, Ph.D., Directora del programa CAMAT.
Dana Kantrowitz es escritora colaboradora del servicio de noticias de UHealth.
Tags: comportamiento infantil, desarrollo infantil, Dra. Elizabeth Pulgaron, estrés escolar, psiquiatría infantil, salud de los niños