Pedir Ayuda Durante el Cáncer: Cómo Aceptar Apoyo en Este Proceso

La buena noticia es: que tanto quien pide ayuda como quien la brinda, están haciendo una buena acción

A principios de año, me sometí a una cirugía ambulatoria para extirpar un tumor canceroso de mi pecho derecho. La lumpectomía y la biopsia del ganglio linfático centinela dejaron solo dos incisiones pequeñas y un sujetador de compresión. Mi cirujano en el Sylvester Comprehensive Cancer Center, parte de UHealth – University of Miami Health System, me dio algunas restricciones a seguir:
- No levantar más de cuatro libras.
- No levantar el brazo derecho por encima de la cabeza.
- No conducir ni hacer esfuerzos.
Meses después, recibí 16 sesiones de radioterapia en mi pecho, que duraron menos de una hora al día por más de tres semanas.
Para una paciente de cáncer, este es un camino relativamente fácil. Sin embargo, aún necesitaba ayuda.
La ayuda es esencial para la supervivencia

La realidad es que la ayuda es una parte fundamental para sobrevivir al cáncer, y pedir la ayuda que realmente necesesitas, es la mejor forma de obtenerla. La investigación dirigida por Frank J. Penedo, Ph.D., director asociado de Ciencias Poblacionales en Sylvester y director de Cancer Survivorship and Supportive Care, ha demostrado que aquellos que no reciben la ayuda adecuada tienen peores resultados. Casi el 25 % de los pacientes acudieron a salas de emergencia y el 23 % fueron hospitalizados. Las visitas a urgencias y las hospitalizaciones fueron mayores entre los pacientes con necesidades no satisfechas.
«Realizamos uno de los primeros estudios sobre un grupo de pacientes racial y étnicamente diversos que llegaban a un centro integral de cáncer por síntomas como dolor, fatiga, mal funcionamiento físico, depresión y ansiedad, y necesidades prácticas como transporte y cuidado infantil», explica el Dr. Penedo. «Atender estas necesidades puede mejorar la calidad de vida del paciente y, posiblemente, los resultados del cáncer.»
¿Cómo pedir ayuda?
Sé que muchas personas tienen dificultades para pedir ayuda en cualquier situación, y aún más en momentos de enfermedad. Ser vulnerable no siempre es fácil y, muchas veces, resulta incómodo.
Afortunadamente para mí, aprendí a pedir ayuda desde temprana edad, y cuando me diagnosticaron con cáncer, ya me sentía bastante cómoda con ello. Así que, después de unos días de asimilar mi diagnóstico, hice mi primera «petición». Envié un mensaje en redes sociales a una conocida que es médica y que había pasado por un tratamiento de cáncer de mama varios años antes. Le pedí ayuda en forma de consejos sobre los primeros pasos que debía seguir, qué cosas evitar y cómo elegir un cirujano.
Ella fue muy generosa con su tiempo, su información y sus contactos. Sentí mucho apoyo durante nuestras conversaciones, lo que me dio fuerzas para pedir ayuda a otras sobrevivientes de cáncer de mama. Cada mujer que contacté se mostró dispuesta a ayudarme y cada una de ellas fueron muy generosa conmigo.
Pedir ayuda como te funcione a ti.
Después de la cirugía, comenzaron las peticiones más incómodas. Muchos amigos y familiares que se enteraron de mi enfermedad querían saber cómo podían ayudar. Al principio, me costaba pedir algo. Honestamente, había tenido una cirugía menor y tenía un esposo competente en casa.
Sin embargo, pronto me di cuenta de que necesitaba algo de ayuda. Como ellos ya lo habían ofrecido, decidí pedirlo. En la semana siguiente a la cirugía, le pedí a una amiga que viniera a hacerme el peinado: lavar, acondicionar, aplicar productos, estilizar y secar (con un difusor, así que no fue una tarea rápida). ¡Fue increíble! La invité a almorzar y disfrutamos mucho el tiempo juntas.
Después de la cirugía, necesitaba nuevos sujetadores deportivos de compresión. Pedí dos más del mismo modelo para recoger en la tienda, ya que no podía esperar 10 días para la entrega. Sin embargo, no podía conducir y mi esposo ya estaba sobrecargado: hacía todos los quehaceres, cuidaba al perro, me ayudaba a vestirme y además tenía su propio trabajo. Necesitaba ayuda. Ir al centro comercial a recoger los sujetadores era un gran favor para pedirle a un amigo. Reuní valor, me di un discurso de ánimo y luego… le envié un mensaje a una amiga. Todos dicen que un favor importante se debe pedir por teléfono, pero no pude. Y estuvo bien. Ella aceptó al instante, y al día siguiente ya tenía los sujetadores que necesitaba.
Pedir ayuda se vuelve más fácil
Otras cosas que pedí durante mi tratamiento de cáncer fueron: que mi hermana estuviera en altavoz durante todas mis citas médicas, que mis suegros se quedaran conmigo el día después de la cirugía, que un vecino sacara a mi perro un par de veces cuando mi esposo no estaba, y que otro vecino trajera un paquete a mi casa.
Honestamente, pedir ayuda se hizo más fácil cuanto más lo hacía.
A la gente le gusta ayudar
Es importante destacar que el subtítulo no dice «Las personas ayudan a las que les gustan». Aunque esa posibilidad pueda ser cierta. Las investigaciones muestran que la mayoría de las personas se sienten más felices al hacer algo amable por otros. Por otra parte, varios estudios han encontrado que cuando alguien te concede un favor, generalmente termina gustándote más. Esto se debe a que las personas les gusta sentirse útiles y valoran a quienes les permiten serlo. Ademas, pedir ayuda a alguien es una señal de que confías en esa persona.
Cuando se está lidiando con una enfermedad, ya sea como paciente o cuidador, es fácil sentirse abrumado, suponer que todos los demás también lo están y pensar que cualquier solicitud que hagas molestará a los demás. Pero, resulta que no es así. Cuando le pides ayuda a alguien de forma directa, le estás dando la oportunidad de sentirse útil. Tanto quien ayuda como quien recibe ayuda están haciendo una buena acción.
Tuve la oportunidad de comprender esto por mí misma unos días después de terminar mi tratamiento de radioterapia. La prima de una amiga me contactó para pedirme ayuda con su diagnóstico reciente de cáncer de mama. Estuve muy feliz de poder ayudarla y compartir mi tiempo y experiencias con ella, tal como tantas otras mujeres lo hicieron conmigo. Aprecié mucho el poder ser útil y le agradecí por darme la oportunidad de ayudarla.
Así que, sobrevivientes de cáncer, pacientes con cáncer, cuidadores: denle a alguien que se preocupe por ustedes la oportunidad de ayudarles. Pidan lo que necesiten.
Rochelle Broder-Singer es una periodista con más de dos décadas de experiencia en periodismo y comunicación. Además de sus logros profesionales, Rochelle está escribiendo una serie de artículos para Sylvester, compartiendo sus experiencias como sobreviviente de cáncer de mama.
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