Tormenta Perfecta: Cambio Climático Y Salud Mental

Para quienes viven en Florida u otras zonas costeras, la relación entre los desastres naturales y la salud mental probablemente resulte evidente.
Sin embargo, la relación entre el cambio climático y la salud mental no siempre es tan obvia. Esto es lo que se propuso investigar un estudio reciente publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), en el que se analizaron los datos meteorológicos diarios y se cruzaron con “las dificultades de salud mental declaradas por casi 2 millones de residentes estadounidenses seleccionados aleatoriamente entre 2002 y 2012”.
Lo que descubrieron los investigadores fue que los aumentos de temperatura y los fenómenos meteorológicos extremos, como los huracanes, se correlacionaban con mayores incidencias de estrés y depresión.
Un informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas publicado en el mismo período advierte que el calentamiento global aumenta el riesgo de olas de calor y fuertes precipitaciones. Los hallazgos de la ONU reafirman la necesidad de realizar más estudios como el que se publicó en PNAS.
“Es crucial seguir estudiando este fenómeno para comprender mejor nuestras vulnerabilidades específicas y el impacto del cambio climático en nuestra salud mental”, afirma la Dra. Vanessa Padilla, psiquiatra del University of Miami Health System.
Un ambiente cada vez más acalorado.
Otro estudio, publicado en Nature a principios de este año, analizó los tuits y las temperaturas mensuales. Los hallazgos sugirieron que un tiempo más caluroso se correspondía con patrones negativos en el lenguaje.
“Sin duda, los cambios ambientales pueden influir en la expresión de nuestro bienestar psicológico”, señala la Dra. Padilla. “Imagínese cuando la gente se queja si una habitación está ‘demasiado fría’ o ‘demasiado cálida’. Sentirse incómodo en un entorno concreto puede desencadenar enfado, irritabilidad, frustración y ganas de ‘escapar o salir’ de la habitación, pero… ¿cómo escapamos de un planeta más cálido?”.
El vínculo entre la salud mental y los huracanes se ha documentado mucho mejor, sobre todo en los últimos años.
Los grandes desastres naturales, como los huracanes Katrina, Harvey y Maria, tuvieron un impacto innegable en las comunidades. Según informes gubernamentales, las tasas de suicidio se dispararon tras los huracanes Katrina y Maria. Además, la University of Texas School of Public Health descubrió que, más de cuatro meses después del huracán Harvey, un sorprendente 18 % de los residentes del condado de Harris seguían declarando niveles de angustia psicológica grave. Mi tía, que perdió su casa debido al huracán Harvey y tuvo que ser rescatada en barco, me dijo que tuvo pesadillas durante varios meses después.
Desafortunadamente, es probable que esto ocurra con los dos desastres naturales provocados por los huracanes más recientes: Florence en Carolina del Norte el mes pasado y Michael en el noroeste de Florida esta misma semana.
“Los huracanes Harvey, Irma, Maria y ahora Michael son ejemplos muy recientes de las posibles secuelas psicológicas (o secuelas de una afección) de las personas afectadas: miedo, pérdida, ansiedad, depresión, así como un riesgo de aumento de las tasas de suicidio”, afirma la Dra. Padilla.
La incertidumbre ante la llegada de una tormenta y sus secuelas, los cambios en nuestras rutinas diarias, los posibles cortes de electricidad y la falta de agua, alimentos, refugio, así como una posible alteración de nuestro trabajo y estabilidad financiera, son solo algunas de las luchas a las que se enfrentan las personas vulnerables tras una devastación meteorológica extrema.
“Estos acontecimientos pueden ser experiencias traumáticas que conducen a signos de desesperanza, impotencia, entumecimiento, ansiedad e incertidumbre, lo que puede llevar al desarrollo o exacerbación de enfermedades mentales. Además, perder a un ser querido durante un desastre natural puede afectar negativamente a nuestra salud mental y provocar un duelo complicado”, afirma.
No todo está perdido, aunque tenga esa sensación.
Hay cosas que puede hacer, como prepararse mentalmente y preparar a sus seres queridos antes de un desastre natural y ser consciente de los vínculos entre el clima y el bienestar emocional.
La Dra. Padilla también sugiere implicarse en las labores de socorro o emprender acciones para ayudar a proteger la Tierra, lo que tendrá el efecto añadido de hacerle sentir más fuerte.
Como puertorriqueña que vive en Florida, ella asegura que es consciente de cómo el huracán Maria afectó directamente la isla. Tras perder la comunicación con su propia familia durante 11 días, se unió a grupos locales que coordinaban aviones privados para transportar medicamentos a la isla y proporcionaban recursos de salud mental a los que llegaban a Florida.
La Dra. Padilla anima a cualquier persona cuya salud mental se vea afectada por las consecuencias de un desastre natural a buscar tratamiento. Además, “si el cambio climático le preocupa, póngase en contacto con los representantes de su gobierno local y apoye a las empresas respetuosas con el medioambiente”, señala la Dra. Padilla. “Cada uno de nosotros puede marcar la diferencia”.
Para emergencias, puede llamar a la National Suicide Prevention Lifeline (Línea nacional de prevención del suicidio) 1-800-273-TALK [8255].
Natasha Bright es escritora colaboradora de UMiami Health News. Sus artículos también aparecieron en los sitios web de Huffington Post y Scary Mommy.
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