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Proteja su hígado de la hepatitis

7 min read  |  septiembre 25, 2023  | 
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La palabra hepatitis significa “inflamación del hígado”.

Hay varios tipos de hepatitis virales (A, B, C, D y E) que se pueden transmitir de una persona a otra de diferentes maneras. Otros tipos de hepatitis son causados por drogas, alcohol o toxinas, condiciones metabólicas o trastornos inmunológicos. Todas las variaciones de esta afección atacan al hígado y pueden provocar complicaciones graves. La hepatitis A y la hepatitis B se pueden prevenir con vacunas, y otros tipos pueden evitarse con una adecuada higiene y buenas elecciones de estilo de vida.

¿Es una enfermedad contagiosa?

Existen cinco tipos de hepatitis viral contagiosa.

Hepatitis A: Esta infección hepática altamente contagiosa generalmente es causada por la ingestión de alimentos o agua que contienen el virus de la hepatitis A (normalmente contaminados con heces infectadas). Este virus también puede propagarse a través del contacto sexual. En zonas del mundo con un saneamiento deficiente, la mayoría de las personas se han infectado con este virus.

Hepatitis B: Esta infección grave del hígado generalmente se transmite a través de sangre contaminada, fluidos corporales como el semen, durante el parto (de la madre al bebé), el uso de drogas intravenosas con agujas infectadas, infusiones médicas o inyecciones con equipos infectados, y el contacto cercano entre un miembro de la familia y un niño pequeño. Debido a que la hepatitis B se propaga fácilmente, puede causar brotes que afectan a millones de personas y es una de las causas más comunes de insuficiencia hepática aguda potencialmente mortal, cirrosis hepática (cicatrización irreversible) y cáncer de hígado.

Hepatitis C: Esta infección generalmente ocurre como resultado del contacto (no oral) con fluidos corporales o sangre infectados, incluidas transfusiones e inyecciones con sangre contaminada y procedimientos médicos que utilizan equipos contaminados. Este virus también puede propagarse a través del contacto sexual, aunque es menos común. La hepatitis C causa inflamación del hígado y, al igual que la hepatitis B, el virus puede afectar a millones de personas y es una de las causas más comunes de cirrosis y cáncer de hígado.

Hepatitis D: Esta enfermedad hepática grave generalmente ocurre en pacientes que ya tienen hepatitis B. Tener ambos tipos de infección por hepatitis puede provocar una enfermedad más grave y empeorar las consecuencias para la salud. El virus que causa la hepatitis D se transmite a través de fluidos corporales infectados y comúnmente a través de transfusiones con sangre contaminada y procedimientos médicos que utilizan equipos contaminados.

Hepatitis E: Esta enfermedad hepática, generalmente, es causada por la ingestión de alimentos o agua contaminados con el virus de la hepatitis E. También se transmite a través de transfusiones de sangre y trasplantes de órganos de donantes infectados.

Hepatitis alcohólica: Esta forma de enfermedad hepática esteatósica (anteriormente llamada enfermedad del hígado graso) provoca una inflamación del hígado que puede convertirse en una amenaza para la vida. Este tipo de hepatitis es el resultado de beber demasiado alcohol. La hepatitis alcohólica no es contagiosa.

Esteatohepatitis no alcohólica (EHNA): Esta condición médica es otro tipo de enfermedad hepática esteatósica similar a la hepatitis alcohólica pero que afecta a las personas que no beben mucho. Las causas de la EHNA aún están en estudio, ya que los investigadores están explorando los factores de riesgo genéticos y metabólicos. Esta condición es una de las causas más comunes de cirrosis hepática y puede requerir un trasplante de hígado. La EHNA no es contagiosa.

Hepatitis autoinmune: En algunas personas, este trastorno inmunitario puede atacar el hígado y causar inflamación. Este tipo de hepatitis no es contagiosa.

¿Cuáles son los síntomas de la hepatitis?

La hepatitis viral puede ser aguda (a corto plazo) o crónica (de por vida). Las formas crónicas de hepatitis viral pueden provocar cirrosis hepática y cáncer de hígado.

Los síntomas de la hepatitis viral varían. Algunas personas no tienen síntomas, mientras que otras pueden tener los siguientes:

  • dolor abdominal,
  • picazón en el cuerpo (prurito),
  • cansancio,
  • fiebre,
  • dolor muscular y articular,
  • náuseas y vómitos,
  • pérdida de peso/falta de apetito,
  • coloración amarillenta de la piel y los ojos (ictericia),
  • orina oscura.

¿Se puede prevenir la hepatitis?

Después de la infección con el virus de la hepatitis A, muchas personas se recuperan por completo, dejándolas inmunes a la reinfección con esta variante pero aún vulnerables a otros tipos de hepatitis. En primer lugar, para evitar la infección, existen vacunas contra la hepatitis A y B. Al vacunarse contra la hepatitis B, también se protege de la infección por hepatitis D. Estas vacunas son seguras y efectivas si aún no está infectado con estos virus. No existe una vacuna para la hepatitis C o la hepatitis E.

La hepatitis alcohólica se puede prevenir limitando o eliminando el consumo de alcohol antes de que el hígado se inflame.

Los desencadenantes genéticos y ambientales de la hepatitis autoinmune no se conocen por completo. Si esta enfermedad es hereditaria, puede ser posible ayudar a reducir el riesgo de desarrollarla evitando el alcohol y las drogas, haciendo suficiente ejercicio y con una dieta que promueva la salud del hígado. Hable con un hepatólogo (especialista en hígado) para conocer sus riesgos, así como los enfoques de prevención y tratamiento.

¿Existe algún tratamiento?

Si usted o un ser querido tienen síntomas de hepatitis viral, hágase evaluar por un hepatólogo. Las pruebas de diagnóstico para la hepatitis incluyen análisis de orina y sangre (incluidos estudios de función hepática, hemogramas celulares, electrolitos y detección de anticuerpos autoinmunes), ecografía abdominal, tomografías computarizadas y resonancias magnéticas y biopsia hepática mediante imágenes por ultrasonido.

Medicamentos

Si le diagnostican hepatitis viral, puede beneficiarse de ciertos medicamentos como antivirales orales y otros medicamentos para ayudar a controlar los síntomas.

Cambios en el estilo de vida

La esteatohepatitis no alcohólica se puede controlar con dieta, ejercicio y pérdida de peso. Si tiene esta afección, es importante reducir el riesgo de progresión de la enfermedad antes de desarrollar cirrosis hepática. Si bebe alcohol, dejar de fumar puede ayudar a evitar el daño hepático adicional. El médico también puede recomendarle que busque asesoramiento nutricional para poder identificar los mejores (y los peores) alimentos. Esto le puede ayudar a mejorar los síntomas y mantener el hígado saludable.

Trasplante de hígado

Si la enfermedad es avanzada o no responde bien a la terapia con medicamentos, un trasplante de hígado puede ser una opción.

El Schiff Center for Liver Diseases, Hepatology Research Lab, parte de Sylvester Comprehensive Cancer Center en University of Miami Health System, está realizando activamente ensayos clínicos y estudios de investigación en busca de medicamentos nuevos y más seguros para los pacientes que viven con hepatitis viral. Para saber si califica para participar en un estudio relacionado en UHealth, por favor, llame al 305-243-8644 o solicite una cita en línea.


Escrito por Dana Kantrowitz, colaboradora del servicio de noticias de UHealth. Revisado médicamente por Kalyan Ram Bhamidimarri, M.D., M.P.H., hepatólogo de University of Miami Health System, especializado en enfermedades del hígado.

Tags: Dr. Kalyan Ram Bhamidimarri, enfermedad autoinmune, hepatitis A, hepatitis B, riesgo de hepatitis C

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